La historia del Celler Jordana de Barcelona es inspiradora y bonita. Manel Pujol, que trabajó años en el Club del gourmet de El Corte Inglés, en 2013 tuvo la ocasión de comprar el Celler Jordana de Alella. Y convirtió una bodega abierta en 1957 en una tienda/degustación de vinos y productos gastronómicos que se ha convertido en visita obligatoria en Alella, con más de 500 referencias de vinos a la venta.
Con Rocío Hodaly a finales del 2022 abrieron la Bodega Alella de Barcelona, en Sant Antoni. A diferencia de la hermana mayor –donde la gente puede comprar los productos que acaba de comer para cenar– Alella de Sant Antoni, no es tienda de comida, pero sí de vinos y espacio gastronómico. Disponen de unas 250 referencias de vinos para todos los bolsillos: si las descorchas in situ, el precio de sacacorchos es de seis euros. Si te la llevas a casa, te descuentan seis euros del precio marcado.
Hodaly, que, por cierto, ha nacido en Sant Antoni, explica que la cocina "pasa por un ensamblaje de productos gourmet de alta gama muy bien hecho. Hacemos cocina sin fuego: solo tenemos dos salamandras y una tostadora". Pero de ahí salen maravillas como un bikini trufado de mortadela de Bolonia, o un tártaro de tomate con ventresca de atún, que es un tsunami palatal de grasa benéfica. Ambos hacen énfasis en que "solo sirven producto gastronómico muy escogido, a unos precios que se pueden pagar". Vino aparte, cenas divinamente por 25 euros, y todo el espacio transmite amor por la cultura vitivinícola catalana. Y tienen más de 30 referencias de la DO Alella, claro, la DO catalana menos representada en la gran ciudad.