Esta coctelería es pequeña y linda, pero muy ambiciosa: Flâneur, abierta en 2022, marca sus propias normas. Ha diseñado la carta Umberto Cantele, nada menos que jefe de coctelería de Paradiso. Y la carta además de autor es conceptual: está planteada como un viaje por países latinoamericanos –es una colección de postales– en la que cada misiva es la reversión de un trago clásico. Pero qué reversiones, por Dios.
Por ejemplo, un Triple Negroni: un vaso de madera que simula el tronco de un árbol, con setas enganchadas con chocolate. Lleva ron cocinado con haba tonka –semilla de árbol amazónico utilizada en repostería– y Campari infusionado con shiitake. ¡Te lo tragas, y es como tomar un vermut en el corazón del bosque! La segunda seta te la comes envuelta en una hoja de 'shisho morado' –albahaca japonesa común en Perú– y en al segundo trago te das cuenta que es un negroni maravilloso. O un homenaje amazónico y cítrico al dry martini que se bebe en dos pasos: ¡la primera en el capullo de una planta carnívora! Con las paredes rellenas de objetos antiguos y un enorme sofá de terciopelo rojo en el fondo, el local es encantador. Y los precios son ajustados, si tenemos en cuenta que esto es coctelería de vanguardia.
