Si hablamos de combinados, la mejor pareja de baile para un buen cóctel es la botánica. Tras una puerta discreta se esconde Kaktos. Ves carteles enganchados de conciertos que podrían tener lugar en la ciudad (pero son imaginarios). Tienes que saber dónde vas antes de entrar en Kaktos porque no es un lugar diseñado para llamar la atención de los paseantes. Una vez dentro, un largo pasillo de color fucsia y, al fondo, un espacio industrial pero acogedor.
En Kaktos sólo pueden entrar los socios, pero todo el que quiera puede hacerse. No existe ningún requisito previo y, de momento, tampoco ninguna cuota. La entrada es totalmente gratuita. Marcos Fernández, director de Kaktos Botanical Society, defiende los motivos de esta decisión: "A través de los socios, queremos crear comunidad, algo que no conseguiríamos si solo fuéramos un bar. Buscamos que a la gente le interese la agenda y la oferta del local". Y el gran reclamo son sus cócteles de influencia botánica. Les interesan las plantas y las flores y cómo pueden utilizarlas en el mundo de los combinados.
Todo, siempre, de la forma más respetuosa posible con el planeta: "Trabajamos con cultivos verticales, con luces led y ventiladores. Es una manera de apostar por la sostenibilidad porque así no dependemos de siropes industriales". Aparte de ofrecer todos los cócteles clásicos, también tienen una carta de 5 cócteles de autor. Todos deliciosos. Algunos de los más pedidos son el Curry, a base de gin infusionado con curry, coco, hierbas de limón y licor de flor eléctrica; o el Musa Paradisíaca, con ron-bourbon bañado en mantequilla de cacahuete, plátano, destilado de manzana y cacao. Son tragos deliciosos que se inspiran en el parque Hitsujiyama de Japón o los campos de lavanda de Francia. ¡O incluso el jardín de geranios de la abuela! Por si fuera poco, también hay música en vivo y DJ's.
