Nuestro espíritu asociativo viene de lejos y nos caracteriza: antes de las instituciones, nos organizábamos a todos los niveles sin pasar por ningún aro. En Gràcia, uno de estos pilares culturales de base es los Lluïsos, que desde el siglo XIX es un centro de barrio donde se canta, se hace deporte y se hace teatro. Un punto de encuentro y formación.
Tras la remodelación necesaria del edificio, en 2015 volvió a abrir, renovado, el bar de los Lluïsos. Rebautizado como Perdem el Nord, ahora se encargan del Ángel y Joan, vinculados desde pequeños a los Lluïsos: iban al esplai GMM. Juan, además, trabajó en la cocina de La Pubilla, todo un referente gastronómico. Perdem el Nord está en el primer piso de los Lluïsos, con paneles de madera en las paredes y una buena vista a la Plaça del Nord, alejada del ruido del barrio.
Es un restaurante que tiene mucho éxito y vale la pena reservar: es acogedor y la relación calidad-precio de su oferta de tapas es excelente. Por menos de veinte euros, puedes engullir unas bravas por encima de la mediana, unas croquetas de asado potentes y con un rebozado ligero, un atún en escabeche fenomenal, unas albóndigas con sepia de manual o unos pies de cerdo deshuesados extraordinarios (crujientes por fuera, melosos por dentro: una maravilla).
De postres, destaca la crema de limón con helado de limón y merengue: ¡explosión cítrica! Cambian la carta un par de veces al año y la adecuan a la temporada (en invierno, les quitan de las manos las alcachofas o el tocino con pulpo). Para beber, una selección de vinos efectiva. Los domingos por la mañana hacen desayunos (en los Lluïsos es día de actividades: partidos de baloncesto o de ping-pong, conciertos de la coral) y vermuts. En Perdem el Nort se respira proximidad por los cuatro lados: los camareros son majos y entre mesas hay hermandad y complicidad. Este restaurante se apuntala en nuestra larga tradición de hacer las cosas juntos: un oasis en un mundo a merced de individualismos exacerbados, de tendencias insustanciales y de un mercado que manda demasiado.