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La segunda vida de El Ingenio empezará oficialmente la primera semana de octubre con una inauguración de la centenaria tienda de cabezudos y artículos de fiesta que, en palabras de Brossa, era como "un poema". Los dueños de El Rey de la magia asumieron su traspaso en agosto y desde entonces trabajan para reabrir el espacio. "La intención es que siga todo igual, porque la base es la misma y es una forma similar a la de vender magia", apunta Pau Martínez, gerente de la sociedad integrada por la tienda de ilusionismo de la calle Princesa, que abrió sus puertas en 1881 y está presente en el catálogo de comercios emblemáticos de la ciudad, y el teatro-museo de la calle Junqueres. En El Ingenio, en activo desde 1883, seguirán siendo especialistas en productos de Carnaval y de fiesta y también en trabajos de cartón-piedra realizados en el taller de El Ingenio, pero la intención es ampliar el abanico de propuestas con proyectos personalizados para el mundo del espectáculo y una selección de objetos y accesorios para amateurs y profesionales del circo.
Coloquialmente, Martínez y su equipo ya hablan de "el triángulo de las Bermudas" para referirse a la ruta que se genera entre El rey de la magia, el apéndice de Junqueres y El Ingenio. "Podemos generar sinergias a nivel cultural y comercial: somos dos tiendas centenarias dedicadas a las artes escénicas, la cultura popular y el ilusionismo". A pesar de haber recibido el apoyo administrativo de Barcelona Activa para encarar el proyecto, Martínez apunta que no cuentan con subvenciones y son los "únicos que hemos corrido riesgos para salvar El Ingenio". "Levantarlo costará, pero lo conseguiremos currando", concluye. También estudian abrir la puerta a una vertiente cultural que ya han explorado con El rey de la magia y que en este caso pasa por ofrecer cursos para fabricar pequeños cabezudos y exposiciones de piezas de imaginería popular.