El retorno del terrazo

Quizá el uso más evidente del terrazo. Aunque podamos pensar que se inventó en los años sesenta en Benidorm, la realidad es que nació en Venecia hace más de quinientos años. Es un material económico y resistente, y hoy en día hay fabricantes que ofrecen una gama de diseños muy amplia y colorista. Si has heredado un piso con este suelo, con un buen pulido quedará como nuevo y estarás a la última.

Ahora que el diseño nórdico está en boca de todos, hagamos caso de nuestros amigos escandinavos a la hora de introducir el terrazo en nuestro mobiliario. Una buena base de mesa puede ganar mucho con un tablero de este material. (Off the record: si eres de los que se olvidan de limpiar las migas después de comer, una de sus ventajas es que la suciedad se confunde con el diseño de gravilla y piedras.)

¿Una bañera de terrazo? ¿Por qué no? Un tratamiento adecuado de este material lo hace perfectamente impermeable y suave al tacto (nada de escalofríos al rozarlo con las uñas). El estudio londinense Dzek fabrica suelos, paredes y todo el mobiliario del baño, incluyendo un retrete y su cisterna unidos por una tubería del también resucitado cobre. Consejo para amantes del terrazo: usar con moderación.

¿Por qué limitarnos al interiorismo? Igual que sucede con materiales más nobles como el cuarzo o el mármol, esta amalgama de piedras y cemento puede resultar muy elegante para decorar nuestro cuerpo. Si te preocupa su peso, existen imitaciones más ligeras hechas con resinas, y con una gama de diseños y colores aún más variada que la versión mineral.

Una prueba irrefutable de la actualidad del terrazo es la aplicación de su diseño en otros materiales: estampado en tejidos, impreso en papel (como los cuadernos de Octaevo, o en fundas de iPhone (como hace el estudio Form Maker).