Hay lugares que tienen historias tormentosas que los hacen míticos: ¿a quién no le suena el 22 de la calle Bailén? Aquel local de striptease y casa de citas se hizo rápidamente famoso al poco tiempo de abrirse, en el año 2000, y multitudes de barceloneses y extranjeros hacían cola cada noche hasta que el Ayuntamiento dijo basta (no es extraño: delante vivía el entonces alcalde Clos, que todo el mundo recuerda con tanto cariño). Luego fue el Cabaret Berlin, con buenas fiestas de acento queer, pero tampoco sobrevivió a la sombra alargada de la prostitución y los estupefacientes. La penúltima transformación: Cabaret Mawal, enfocado al público magrebí y la música raï.
Como el fénix, el 22 de la calle Bailén ha renacido como Gauss, un club de electrónica de ambiente refinado. La sala mantiene el glamour y todo son espejos dorados, luces rojas que se desplazan cadenciosos y una gran barra que preside la sala y delimita una gran zona vip. La carta de cócteles la firma Karina Valenzano con propuestas como un Gauss Xo (ron Zacapa, fruta de la pasión, Pedro Ximénez y un final ahumado: 12 euros). La programación de DJ es muy cuidada, centrada en el house clásico, la disco, el soul y el boogie, y ya han pinchado artistas como Rahaan, Chez Ed, MLiR o Stump Valley.
Como el fénix, el 22 de la calle Bailén ha renacido como Gauss, un club de electrónica de ambiente refinado. La sala mantiene el glamour y todo son espejos dorados, luces rojas que se desplazan cadenciosos y una gran barra que preside la sala y delimita una gran zona vip. La carta de cócteles la firma Karina Valenzano con propuestas como un Gauss Xo (ron Zacapa, fruta de la pasión, Pedro Ximénez y un final ahumado: 12 euros). La programación de DJ es muy cuidada, centrada en el house clásico, la disco, el soul y el boogie, y ya han pinchado artistas como Rahaan, Chez Ed, MLiR o Stump Valley.