Crítica de 'Máscara'

Stanislaw Lem
Trad. Joanna
Orzechowska.
Impedimenta.
424 pág. 22,95 €

Stanislaw Lem demostró en todas sus obras que el género de la ciencia-ficción es mucho más que simple literatura de evasión y que puede plantear, de manera profunda e imaginativa, cuestiones filosóficas que nos afectan a todos. Un buen ejemplo de esta manera de entender el género son los trece relatos reunidos en 'Máscara', en los que el polaco aborda con su rigor habitual temas muy interesantes. Como la inesperada rebelión de un ordenador que no quiere separarse de su compañero humano con quien viaja en una nave espacial o el desconcierto que provoca una tecnología extraterrestre cuya finalidad desconocemos. En las inquietantes historias de Lem la todopoderosa ciencia es
incapaz de dar respuesta a fenómenos que no tienen una explicación lógica. Y quizás sea éste el principal atractivo de unos relatos que ponen de manifiesto las limitaciones del conocimiento humano y la perplejidad e inquietud que sentimos ante aquello que somos incapaces de entender y controlar.

Lem recrea situaciones irreales. De acuerdo. Pero al mismo tiempo también bastante verosímiles. Porque no es imposible pensar que un experimento científico fallido pueda tener terribles e imprevistas consecuencias para la humanidad. O imaginar que en un futuro no tan lejano alguien se sienta angustiado porque no sabe distinguir si vive en la auténtica realidad o en una virtual. Es verdad que algunas historias son excesivamente densas y complejas y que, a veces, su lenguaje puede parecer demasiado funcional. Pero la suya es ciencia ficción 'con mayúsculas'. Y los relatos de 'Máscara', más o menos exitosos, dignifican un género injustamente infravalorado.