5 secretos que quizás no sabías de 'La flauta mágica'

La forma que Mozart eligió para La flauta mágica es la del Singspiel, donde la partitura resulta más inmediata y hay partes que no son cantadas. Esto la convierte en una obra ideal para que el público no especializado se acerque a la ópera por primera vez, y salga del teatro tarareando el dúo de Papageno y Papagena: Pa pa pa pa... ¡Un hitazo!

Los hay que aún se escandalizan cuando ven a alguien entrar en el Liceu vistiendo vaqueros y zapatillas. Nos gustaría saber qué hubieran pensado del estreno de La flauta mágica, el 30 de septiembre de 1791 en el Theater auf der Wieden, un recinto vienés donde el público podía beber cerveza y comer salchichas durante la representación.

En 1935, la directora alemana Lotte Reiniger realizó un corto de animación que contaba la historia de Papageno. En los años setenta, Ingmar Bergman adaptó La flauta mágica al cine, con resultados memorables. Y hace diez años, Kenneth Branagh se atrevió a trasladar la acción de la obra a la Primera Guerra Mundial. El cine ha quedado seducido por esta ópera en multitud de ocasiones, y en el montaje que se presentará en el Liceu, los directores Suzanne Andrade y Barrie Kosky, de la Komische Oper de Berlín, han querido hacer el viaje a la inversa: su 'flauta mágica' sucede en los años veinte del siglo pasado, en un escenario repleto de guiños al cine mudo y al expresionismo, con proyecciones creadas por Paul Barritt que son pura magia visual. ¡Un auténtico retorno de la obra a las raíces de la cultura popular!

El libreto de La flauta mágica es obra de Emanuel Schikaneder, uno de los mejores amigos de Mozart. Ambos eran miembros de una logia masónica y, según algunos historiadores, la obra está llena de símbolos que harían referencia al ritual de iniciación en esta sociedad, siempre rodeada de secretismo. Ahora mismo, sin embargo, tal vez resulta más recomendable dejarse arrastrar por un argumento con apariencia de cuento de hadas y protagonizado por criaturas fantásticas: La Reina de la Noche, Papageno...

El público catalán no pudo escuchar La flauta mágica hasta el 15 de enero de 1925, cuando se estrenó en el Liceu. Entonces aún no se la consideraba una de las obras esenciales de Mozart, pero su reputación fue creciendo durante el siglo XX, hasta convertirse en una de las óperas más populares y representadas en todo el mundo: ¡Basta recordar cómo agotó las entradas el montaje realizado por Comediants!