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Tirar comida es horrible. Y aún lo es más cuando ves las cifras: según las Naciones Unidas, cada año van al vertedero 1,3 billones de toneladas de comida. Estadísticamente, uno de cada tres de los alimentos que comemos al cabo del año. Y en los países desarrollados, el 40% caen en el agujero negro de la cadena de comercialización: es decir, que los supermercados se convierten, más que en cadenas de comercialización, en vertederos.
Ante esta tesitura triste y demencial –¿el objetivo final de las políticas mundiales no es acabar con el hambre en el mundo?–, la 'start-up' I am Perfect Food ha nacido para «recuperar productos en perfecto estado, antes que vayan a la basura y comercializarlos con descuentos de hasta el 80% », explica su directora, Desiree Taboada.
No os imaginéis nada repugnante. Según explica Taboada, comercializan tres tipos de productos: «paquetes con pequeñas taras, como cajas de cereales abolladas, productos que se acercan a su fecha de caducidad o de consumo preferente y en breve tendremos fruta y verdura fea, que quizás no saldrá en ningún anuncio, pero no merece acabar en la basura ». Y deja bien claro que no venden nada caducado ni en mal estado: es más, la primera información que ves en su web cuando haces clic en el producto que te interesa es la información de consumo preferente o la imperfección del producto.
Encontraréis el supermercado digital en su web y también os podéis descargar la aplicación de móvil. Desengañaos: no sustituirá vuestra compra semanal, pero es una buena opción para ahorrar, sobre todo si tenéis un bar o una familia numerosa. Paseando por la tienda virtual, te encuentras cartones de leche de gama alta rebajados de 1 euro a 67 céntimos, o paquetes de café tropical abollados que se venden de 3,20 a 1,99 €. La compra mínima en I am Perfect Food es de 15 euros, y de momento sirven a domicilio en la mayoría de Barcelona ciudad y en Castelldefels. Ahora bien, por el coste de un euro, podéis hacer la compra y pasarla a recoger en Apunts, una empresa social de mensajería y servicios digitales, en Consell de Cent 217.
«Cada vez cerramos convenios con más empresas y tendremos más productos a la venta. Esta es una empresa social. Pero empresa al fin y al cabo, y el objetivo de nuestro supermercado es tener beneficios », dice Taboada. Y el círculo es redondo y virtuoso, añade, «porqué cuando más crezcamos, más reduciremos la comida que se tira a la basura. Claro que el gran objetivo final debería ser cerrar la tienda por falta de mercado, pero desgraciadamente esto no sucederá. Al menos no a corto plazo ».