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Son las 8 de la tarde, centenares de adolescentes con caras pintadas, pancartas y algún que otro padre buscando la entrada, revolotean y respiran ganas de concierto. No hay que ser demasiado hábil para averiguar que está a punto de actuar una estrella 'teenager' con mucho poder de convocatoria. Ayer por la noche en Barcelona, Shawn Mendes, con solo 20 años y tres trabajos en sus espaldas llenó hasta arriba un Palau Sant Jordi que más que un concierto, que también, fue una demostración de talento, fórmula adolescente sin excepciones y paquete, una parte del cuerpo que a Mendes le ha costado su última polémica de la que ya os hablaré más tarde. De momento, que estallen los bajos, las baterías y el humo, que Shawn sube al escenario con un público entregado a sus encantos.
Ni 'Lost', ni 'Nervous'
Un Shawn Mendes que se dobla la edad si hablamos en términos de seguridad, capacidad vocal y control, entra por la puerta grande y ganándose el público con su mejor artillería: 'Lost in Japan', 'There's Nothing Holdin Me Back' y el segundo single de su último disco, 'Nervous'. La fórmula no falla y el estadio se transforma rápidamente en un karaoke masivo y ya nos tiene a todos al bolsillo. Muchos fans respiran tranquilos, la gripe aguda que casi le lleva a cancelar el concierto no le afecta en nada y todo apunta que será una gran noche.
Una marea de pulseras luminosas con control remoto cubren las gradas y el foso, un recurso estético muy efectivo que nos acompaña a lo largo del concierto. Una rosa gigante preside el escenario del centro y es inevitable pensar en la 'flor de verano' con qué muchos lo definieron mientras le vaticinaban una carrera corta cuando sacó su primer éxito, 'Stitches'. Desde las gradas os puedo prometer que parece una rosa fuerte, arraigada y de las que desprende olor a futuro.
'Never Be Alone' y en el centro de todo
Superada la entrada triunfal a base de 'hits' rítmicos con melodías funky y rock melódico, Mendes se saca el escudo de la guitarra y se enfrenta al piano con 'Never Be Alone' para después correr hacia el centro del estadio y dejarse la piel con las baladas. Todo le funciona, sabe como conectar con el público con guitarra, piano o sin nada. De canciones como 'Life of the Party' de su primer disco 'Handwritten', salta a otros de trabajos más recientes como 'Ruin' o 'Particular Taste', en todas ellas poniendo el 200% y, a pesar de ser un 'show' que recae solo en él, lo defiende con creces y sin necesidad de un cuerpo de baile de treinta personas o teniendo que enseñar más carne de la cuenta. Esto no impide que se guste y sabe que tiene armas infalibles como los bíceps y la sonrisa. Ay si las hormonas pagarán entradas, que caro que nos hubiera salido!
'Mercy' por ser aquí
Superamos la hora de concierto y 'singles' tan esperados como 'Mercy' o 'Ruin' salen tarde, como si fueran los postres. Ayudado por una iluminación poco invasiva y una gran pantalla que cambia el ángulo en función de la canción, el canadiense borda el final del concierto con una versión del éxito de Coldplay 'Fix You' y lo remata con 'In my blood', una balada acústica con guitarra que culmina un concierto sin demasiadas sorpresas, más allá de la confirmación de que por su sangre corren ganas de trabajar y tiene cuerda para rato.
4 años, 3 trabajos publicados y una decena de éxitos de alcance mundial, el joven Shawn con el concierto de ayer deja huella a la ciudad por segunda vez y firma con nota la única parada que hace en España. Mañana volverá a brillar entre miles de adolescentes en Lisboa y, como siempre, no le tocará más remedio que cargar con polémicas estériles sobre su sexualidad o si llena mucho o poco paquete en calzoncillos, con una sonrisa y madurez. Shawn Mendes, digan lo que digan, marca y marcará paquete y sino, dadle tiempo.