Sudando el discurso

¿Pueden hablar los bailarines? Con esta pieza, Aimar Pérez Galí demuestra que sí. La simultaneidad del discurso físico e intelectual coincide en la personal del bailarín. La crítica se hace desde el cuerpo y, por lo tanto, se suda. Con esta propuesta se hace un análisis crítico sobre cómo se ha construido históricamente la figura del bailarín como sujeto subalterno, un sujeto mudo sin capacidad de agencia ni voz política.