El verano de 2025 Víctor Ródenas, el chef y factótum de Maleducat, abrió Casa Fiero. Aunque ambos restaurantes comparten filosofía —y también algunos platos que pasaron por Maleducat en sus inicios y ahora han aterrizado aquí, como las bravas—, Casa Fiero se reivindica como una casa de comidas más tradicional y con un ticket un poco más ajustado (aunque puedes gastarte lo que quieras, claro). El local, bonito, combina cierta elegancia clásica con toques modernos que alivian el ambiente. El resultado es realmente acogedor. Y para beber, igual que en Maleducat, hay cócteles para empezar y una carta de vinos breve pero bien escogida.
Se encuentra la marca de la casa: comida reconfortante con un toque creativo, técnica y producto de calidad. Por ejemplo, unos huevos fritos con gambas, tocino y pimienta de Espelette, una combinación infalible, y los fideos a la cazuela con bacalao, alas de pollo deshuesadas y butifarra. Además de algunas tapas y bocadillos —alerta al mollete con bistec tártar—, la brasa es muy protagonista. Trabajan piezas enteras de lubina, muy bien tratadas, en su punto y con su agua de Lourdes: que no es ningún milagro, sino una emulsión muy utilizada en asadores vascos a base de limón, ajo, vino blanco y otros ingredientes. O quizás sí lo es: con la grasa del pescado, se convierte en un pil-pil ligero.