Este local está cerrado Ah, la dieta mediterránea, vaporoso concepto que, si reseguimos el mapa, abarca desde la calma gaditana hasta la guerra en Siria. No voy a entrar en disquisiciones sobre Ancel Keys, el creador del concepto, pero sí que vale la pena anunciar que ha abierto Summak, un libanés libanés (restaurante libanés de propiedad libanesa).
Aquí, explica Yann Lassade, uno de los socios, tienen un objetivo muy simple: "Ofrecer comida libanesa cotidiana en un ambiente bonito y con mucha luz". Yann pone énfasis en el día a día, porque asegura que cuando vino a vivir a Barcelona, "visitó la mayoría de libaneses. Y tenían un enfoque muy turístico". Aquí, dice, "nada es congelado, y comerás lo mismo que comemos cada día".
Olvidaos de fantasías arábigas de mil y una noches y cachimbas: Summak –llamado así por la especie omnipresente en la cocina libanesa, de color rojo oscuro y sabor acidulzado– es un restaurante de uso cotidiano, abierto a la fantástica luz de las Drassanes y con un planteamiento sencillo: hacen 'meeze' (platos para compartir, las tapas del Líbano), platos principales y un ejército de 'manakeesh', una especie de pizza libanesa muy popular: cuesta entre cuatro y seis euros y se puede comer en una sencilla versión con 'Zaatar', hinojo libanés seco y aceite de oliva, o con 'shanklish', potente queso azul libanés, acompañado de tomates y especias.
Summak está en Drassanes, justo delante del solar que ha visto denegada la licencia para un hotel de lujo. A Yann esto no le quita el sueño, porque la oferta de su restaurante es tan popular y asequible ( 'pizzas' a cinco euros, y un menú a once que incluye cualquier primero y principal de la carta, más bebida y postre caseros, como un delicioso bizcocho de cúrcuma) que encajaría aquí, en Pedralbes o en la Sagrera.
Dirige la cocina el chef Óscar Díez, que tras recibir un curso de cocina libanesa prepara con total solvencia el ya conocido 'shish taouk' (pollo marinado con especias) y también la fassoulia, un estofado vegetariano de judías con arroz que es la cocina de las abuelas de Cedrolandia. Y una variedad de hummus –clásicos y alguno inventado– a años luz de lo que habréis probado. Definición meridiana de Yann: "No tenemos ningún sabor violento. Todo es sencillo, suave y bueno, pero diferente al mismo tiempo de vuestro Mediterráneo". ¡Id!
