San Francisco y la vida terrenal

Si de lo que se trata es de hacer un espectáculo recopilatorio de mejores momentos, a Enrique San Francisco no le falta material. Buscad en los cajones de la memoria y no tardaréis en encontrar un recuerdo, ya sea protagonizando cine canalla de los ochenta, desgranando la vida sobre los escenarios, o mirando al infinito con una caña en la mano y los ojos rojizos. El caso es que siempre ha estado allí, y ahí sigue.

Olvidémonos del recuerdo y vamos al presente. San Francisco llega al Barts para presentar Enriquecido, un monólogo en el que recupera los mejores fragmentos de algunos de sus espectáculos combinados con las preocupaciones más presentes. Nada de política, eso si. Nos cuenta que este mismo año ya le dedicó el tiempo suficiente en monólogo La crisis según San Francisco, donde predicaba las desgracias de la coyuntura socio-económica que nos ha tocado vivir. "Ahora, ni de hacer chistes sobre eso tengo ganas".

Así pues, ha dicho basta a dar vueltas, ni que sea cómicas, a la maldita y corrupta casta política y viene a hablarnos de temas universales que van de Dios a la Guardia Civil. Del cuerpo-en especial el femenino-y sus carencias, a todas las grandes minucias del día a día. Porque, tal y como nos dice, "una vez te pones a observar la realidad cotidiana te das cuenta que hay aspectos que no resisten ningún análisis". Y aún así, bien aventurado sea, aclara aquella voz nicotínica y entrañable y sale adelante.