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[title]Quizá no lo parece, pero los dos señores de la foto son gemelos. Salta a la vista que los diferencian 40 centímetros y algunos años, pero esto funciona así. Pasa a menudo que las cosas no acostumbran a ser lo que parecen. Si la realidad fuera realista, la mayoría de las noticias que aparecen en los medios de comunicación no podrían ser verdad. Bárcenas no se habría apuntado al paro, y los mercados no mandarían por encima de los gobiernos. Pero la experiencia nos demuestra que el concepto de realidad es relativo. Así pues, el espectador deberá aceptar este primer pacto: Bertín Osborne y Paco Arévalo son gemelos... pero por poco tiempo. Sin ninguna vergüenza, se retractaran para confesar que todo ha sido una estrategia a la que se han visto empujados por la crisis, que ya se sabe que agudiza el ingenio. Por fin, se presentan como tal: Dos caraduras en crisis. Y aquí empieza el show.
Una sucesión de anécdotas que fluctúan entre la realidad y la pura creación. Arévalo abandonado en un barco pirata, y Osborne encandilado por una mujer -¡que raro!- que le revela los secretos del Cristóbal Colón. Los dos haciendo ballet clásico, y toda la crítica social dicha con el humor certificado de más de 30 años de experiencia delante del público. Porque tal y como dice Arévalo: "Si pusiera una fila de chorizos en el escenario, seguro que al público no le costaría ponerles nombre a todos. En este país nadie está libre de pecado".
'Dos caraduras en crisis' es un monólogo a dos bandas. Sin misterios, pero no exento de sorpresas (¡hablan de producir un cambio estacional microclimático en el Apolo!). Paco Arévalo y Bertín Osborne, mano a mano sobre el escenario del Teatre Apolo, demuestran que son unos caraduras muy simpáticos. Hay anécdotas para saciarnos la curiosidad y, sobre todo, humor en cantidades industriales. Tampoco podía faltar la música, bajo la dirección del maestro Franco Castellani. Estos dos gemelos al estilo Schwarzenegger y DeVito en 'The Twins' prometen vaciar pulmones. Aunque la faceta de cantante de Osborne no es nueva, la de Arévalo es una primicia. "Es una cuestión de ofrecer contrastes", nos explica. En esto se basa esta aventura que empezó con el espectáculo 'Mellizos', que pasó por Barcelona la temporada pasada. El caso es que los protagonistas de esta historia se han sentido a gusto. Y si la primera funciona, han pesado, por qué no embarcarse en una segunda.