Autor: Paavo Rintala y Kristian Smeds. Traducción: Riikka Laakso y Meritxell Lucini. Dirección: Alícia Gorina. Intérpretes: Òscar Bosch, Maria Casellas, Mireia Cirera, Adrià Díaz, Pep Garcia-Pascual, Santi Monreal, Ricard Sadurní.
Fin de 'Déu és belles'a y toca ordenar un poco el torbellino de imágenes que se han concentrado en El Maldà. Primero averiguar quién es Vilho Lampi; luego saber quién es Paavo Rintala y Kristian Smeds. Con Google como lazarillo pronto se reunen los datos necesarios para asegurar que Parking Shakespeare y Alícia Gorina –su directora invitada de invierno– se han convertido en embajadores del prestigio artístico de Finlandia: un pintor de mente inquieta que terminó lanzándose de un puente, un prolífico escritor y teólogo, y uno de los dramaturgos y directores de escena con más predicamento entre los teatros escandinavos y centroeuropeos.
El frío dato permite reposar una propuesta que seguramente busca un lenguaje propio al caos que propone Smeds en sus obras; textos rebosantes de energía, sin ataduras, que el mismo concibe con el efecto desintoxicante de una sauna. En medio del revuelo de palabras y acciones se echa de menos una mayor tensión subterránea, una directriz, el diagrama invisible de una detonación controlada.
La energía de la compañía es inestable. Sube o baja dependiendo del intérprete que asume el retrato de Lampi y sus cuadros. Las palabras borbotean en una corriente de locura más intuida que sentida. En cambio el despliegue performático explica mucho mejor el conflicto de un artista que se siente profundamente desplazado, y que en realidad es más un autorretrato del autor dramático que del propio pintor. Un salvaje paisaje de action-painting cubre el suelo de El Maldà y allí, en ese campo de volúmenes y texturas heridas por la ira, la burla y la desesperación, se vislumbra a donde podría haber llegado este proyecto.