Autor y director: David Plana. Actores: Lluís Soler, Teresa Vallicrosa, Georgina Latre y Jaume Madaula.
Con la comedia no valen titubeos. Si esa es la determinación del autor tiene que asumirla al 100%. Si además quiere darle una nota amarga –como la angostura en los cócteles– esta no debería substituir en el paladar a los ingredientes festivos. Un matiz detectable pero que no compite. En 'El bon pare' de David Plana ese equilibrio no funciona. A ratos es una comedia de gusto francés –con el ácido humor que desprende la demolición de la fachada de la burguesía progresista –, que vira en convencional comedia de bulevar, que a su vez interacciona con un drama existencialista. Los cuatro personajes parecen haberse dividido el dominio de cada uno de los territorios o compartir las intersecciones para las escenas más interesantes y divertidas del montaje.
No hay sensación de conjunto en el tono de la producción y la interpretación. Lluís Soler parece aislado en la tragedia del hombre (hijo, esposo, padre, político, empresario) que se cree el centro del universo desde su atalaya de diseño cuando en realidad es un comparsa ignorante de la vida que se desarrolla a su alrededor. Teresa Vallicrosa está muy a gusto en su papel de comedianta sin más complicaciones. Seguridad que en su nuclear escena con Soler regala uno de los mejores momentos de la obra, sobre todo por su espíritu destructivo del personaje central. Mitad venganza, mitad juego de maliciosa frivolidad.
Los dos personajes “jóvenes” (Georgina Latre y Jaume Madaula) se conforman con potenciar sus rasgos más fáciles, sobre todo el rol del “novio de la niña” (todo él basado en tener los codos pegados al tronco) cuando ambos han abierto la caja de los truenos con un vídeo poco edificante para una pareja de vástagos pijos.