Situación de entrada anodina: una mujer y sus tres hermanos visitan el despacho de su abogado para resolver un litigio de herencia. Hermanos desaparecidos. Ella sola con el letrado. Los dos vestidos con la corrección de las personas de bien. El entorno burocrático tan buscado por autores polacos y checos para aplicar un trabajo de demolición del orden y las buenas costumbres. Lara Diez Quintanilla es una autora aún con poco bagaje. Por eso sorprende la singularidad y madurez de su mirada dramática, su valentía de transitar por atmósferas poco usuales. Humor, angustia, represión, violencia, traumas y deseos soterrados sin perder las formas.
Perturbar la normalidad con inocentes pero devastadoras repreguntas de un gran personaje (la mujer) que avanza como un bulldozer en su febril determinación de romper con su herencia. Perdedora que aprovecha una crisis familiar para torcer su destino, aunque tenga que arrollarlo todo. El primero, su abogado. Quintanilla, también directora de este recomendable montaje, logra que Francesca Vadell se sumerja en esa bomba de relojería con rostro de señora de provincias de una peli de Bardem. Aguanta la embestida con solvencia, estupor y misterio Ramon Bonvehí.
Dramaturgia y dirección: Lara Díez Quintanilla. Con: Franesca Vadell y Ramon Bonvehí.