De: Ji Junxiag. Traducción y adaptación: Joan Sellent y Marc Artigau. Dir: Oriol Broggi. Con: Julio Manrique, Pablo Derqui, Ernest Villegas, Borja Espinosa, Marta Marco, Joan Garriga, Lluís Marco.
La historia del médico ambulante Cheng Jing fue escrita en el siglo XIII. Un hombre honrado sacrifica a su hijo recién nacido para restablecer la justicia y la bondad en el reino de Jin. El bien se impondrá sobre el mal aunque se tenga que atravesar un océano de sangre. 'L’orfe del clan Zhao' es una fábula moral sembrada de cadáveres comparable a las grandes tragedias griegas si el papel del destino fuera otro. Aquí el cielo solo observa. El ser humano asume en solitario el peso de la culpa que crece con sus decisiones. En Oriente la solución liberadora es el suicidio.
Un texto creado para adentrarse en la simplicidad arquetípica del cuento y dejarse llevar por una prosa entre lírica y épica. Es muy difícil sustraerse de un relato que a los pocos minutos te aísla del mundo exterior. Sólo existe una historia que hipnóticamente se cuenta y recuenta hasta formar parte de la memoria oral del público como si siempre la hubiera guardado en su interior.
Aunque Oriol Broggi se divierte sacando al público de ese estado (guiños pillos al cuento infantil, a las películas de artes marciales), su puesta en escena es una delicada pieza de fusión teatral entre Oriente y Occidente, fiel a la cátedra de Brook o Mnouchkine. La arena escénica que pisa desde hace años de manera más o menos declarada. Un ruedo de emoción –en el que se cuelan los versos de Estellés, con o sin la música de Joan Garriga– que reúne una increíble energía interpretativa. Magistral Lluís Marco, sorprendente Borja Espinosa –se ha encendido un foco sobre este actor–, colosal Pablo Derqui –poseído por la ambigüedad hierática de Jeremy Irons– y un intenso Julio Manrique, el humilde médico que salvará al huérfano de los Zhao y el reino a cambio de destruir su corazón.