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[title]Os diremos como empieza la obra. David Vert y Òscar Castellví, media en la cara, traje y corbata, armados, entran en un banco. Vert se sube encima de una mesa y le deja claro al personal que "esto es un atraco y no se va a parecer en nada a un día normal". Parece un filósofo situacionista, proclamando el fin de los tiempos. A cada lado de la escena, Nao Albet y Marcel Borràs participan del atraco, rehenes miedosos. La voz de los atracadores y la de los secuestrados no es la suya, sino de actores de doblaje. Al cabo de pocos minutos, Albet y Borràs se miran y empiezan a discutir. La voz en off pasa a un segundo plano.
Y es que los dos creadores han querido jugar con dos planos en 'Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach'. Dos niveles que son la realidad y la ficción. Ellos dos, personajes de una ciudad que no es Barcelona y de un tiempo que tampoco es este, son dos dramaturgos que quieren escribir una obra. Albet nos avisa de que, en el fondo, 'Atraco, paliza y muerte...' es una obra de texto, pero sin olvidar el componente metateatral, performático, de los creadores escénicos que le gustan, estilo Angélica Liddell o Rodrigo García. De hecho, han tenido dos años para escribir un texto, madurar una idea. Y sí, aquí tienen una obra, escrita a cuatro manos a finales del invierno pasado. Pero Borràs nos deja claro que no son dramaturgos, sino creadores.
Los espectadores podrán ver dos obras. La que harán Albet y Borràs, y la que ambos han escrito. Es decir, tendrán una especia de 'Atraco perfecto' o 'Sospechosos habituales' que discurrirá en paralelo en la historia de "dos niños perdidos en una sociedad decadente, que podría ser la Barcelona de dentro de unos año ", indica Albet. Borràs nos dice que su papel es más de padre y que Albet podría ser su hijo, aunque los dos personajes, de hecho, son más jóvenes que ellos: 20 años recién cumplidos.
Nos vamos del TNC sin saber del todo cómo explicar 'Atraco, paliza y muerte...' Los espectáculos de Albet y Borràs se tienen que ver y nunca, hasta ahora, nos han decepcionado. Desde el debut como pareja artística en 'Teenager experience: straithen con freigthen', adolescentes todavía, hace seis años en el Lliure, en cada obra que han levantado, una al año, se han jugado el pescuezo. Sin miedo y con todo el talento mamados en los veninti pocos años que tienen en el hígado. Por cierto, ahora nos damos cuenta que les gustan muchos las armas, jugar con fuego, las situaciones extremas. Las han utilizado en la mayoría de sus espectáculos. Será que buscan el Lumet o el Kubrick de aquí para que los envíe a paseo de Gràcia a asaltar uno de estos bancos que nos han fastidiado tanto...