Dramaturgia y dirección: Marc Rosich. A partir de una idea original de Oriol Genís.
Unos esperan a Godot y Oriol Genís espera a Andrés Villarrosa, “cantante melódico del trémolo metódico” y fugaz estrella de la Bodega Bohemia. Espera con la tenacidad del manager vocacional. Danny Rose en Broadway o Carles Flavià en el Carrer Lancaster. Y mientras espera –esperamos–, somos obsequiados con un retrato biográfico de un cantante de estética confusa, gestualidad anárquica y garganta ampulosa, que admira a Luis Lucena y odia ensayar porque sin público el artista no es.
Genís ha recurrido a Marc Rosich para que hilvane este hilarante biopic musical de la acera cañí del Raval, aunque arrecie entre risas la sospecha que se trata de un mockumentary con irónica distancia posmoderna y juegos metateatrales. Un divertimento sobre heterónimos con camisas con chorreras y chaquetas de lamé, como Jaume Sisa-Ricardo Solfa. Un espectáculo sin etiquetas que sólo podría defender un artista.