Sempre teu, Òscar

 

Oscar Wilde sufrió a finales del siglo XIX las mismas vicisitudes a las que en pleno siglo XXI se enfrentan tantos homosexuales de todo el mundo. De ser un hombre admirado, un escritor elogiado y un autor dramático de gran éxito pasó a ser un apestado a quien le arrebataron incluso la vida, ya que no se recuperaría ni anímica ni física del encarcelamiento por amar a un hombre.
 
Sergi Mateu ha recuperado un largo monólogo estrenado por él hace veinte años que ilumina, y de qué manera, el pensamiento y la vida de este esteta tan excéntrico y provocador como ingenioso y brillante. Y diríamos que los años le van a favor al actor, ya que la función abarca básicamente los últimos años de gloria y la rápida caída en desgracia hasta la muerte en la indigencia en París. Mateu capta la elegancia física e intelectual del personaje en un relato que comienza con un fragmento de 'El retrato de Dorian Gray', y termina con el doloroso poema 'La balada de la cárcel de Reading', pasando por un divertido fragmento de 'La importancia de llamarse Ernesto' y el oscuro 'De profundis'. Mateu lo fía casi todo a la expresividad facial y la mirada perdida para conseguir una evocación tremendamente humana.