Texto y dirección: Jordi Casanovas. Con: Marta Angelat, David Bagés, Manel Barceló, Lluïsa Castell, Georgina Latre, Vicky Luengo, Àurea Márquez, Marc Rius, Manuel Veiga, David Vert, Anna Ycobalzeta.
Los rasgos identitarios son el elemento común de la trilogía de Jordi Casanovas sobre Cataluña que culmina con la espléndida 'Vilafranca'. En 'Una història catalana', Casanovas nos hablaba de la lucha por los signos identitarios oponiendo los nativos a los charnegos, en 'Pàtria' construía una fábula política con los utensilios de la actualidad del país y 'Vilafranca' desnuda las miserias de una familia de la burguesía rural conservando la oposición entre tradición y novedad pero escudriñando en el interior de unos personajes tan bien retratados como cercanos.
Es sorprendente la verosimilitud con que el autor se acerca a una realidad que no ha conocido de primera mano sirviéndose de uno de los temas más agradecidos del teatro como una comida de fiesta mayor en familia. No importa el apellido de estos padre y mate con dos hijas y un hijo ya crecidos que se reúnen para la fiesta de San Félix, porque representan la mayoría de las familias pequeñoburguesas de los años 80 en todo el país. Como común es que la velada se tambalee cuando se pone sobre la mesa el tema de la herencia.
Casanovas habla directamente de un retrato al comienzo de la función. Exacto. Ofrece unos perfiles muy bien dibujados y una dolorosa radiografía de los sentimientos. Y lo hace con astucia para conducir el drama dentro de los límites de la cordura sin benevolencia. Al final, la sangre no llega al río.
La función, de dos horas y diez, muestra unas magníficas interpretaciones en general y sensacional en el caso de Manel Barceló. Él es el padre enfermo de Alzheimer. Caray como mantiene el papel durante toda la función a pesar de no hablar mucho. Bravo también por Lluïsa Castells y Marta Angelat. Y preciosa la canción de Anna Roig. Se merece un gran éxito de público.