la pintora Adriana Berges. Esta exposición pretende ser un oasis de calma y tranquilidad donde el espectador desconecte de los múltiples estímulos a los que está expuesto diariamente y se dedique plenamente a la contemplación.
La muestra surge como una necesidad de la propia artista hacia el minimalismo, en una sociedad en la que se premia la productividad y se banaliza el descanso o el aburrimiento.