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Aunque se encuentre al margen del gran circuito gastronómico de la capital, Legazpi tiene desde apuestas contrastadas (ahí lleva unos años Piantao y acaba de llegar el último local del exitoso Juancho's BBQ) a espacios jóvenes muy muy interesantes como Lur o Éter. Pero hoy hacemos parada en uno de esos pequeños locales que pasan más desapercibidos pero que resultan deliciosos, auténticos. Un buen plan para compartir mesa entre amigos (y sus hijxs). Ya no digamos para los rastreadores de pasta fresca que, desde que abrió Beata pasta, parece haberse puesto un poco de moda.
Tras mantener un pulso con la gerencia, la apuesta personal de Carlo y Giorgia se consolida en un puesto dentro del mercado Guillermo de Osma (Alonso Carbonell, 3), un lugar estratégico para negocios de restauración al que le falta un impulso firme. En La Pasteria 55 tienen una carta breve con platos tradicionales elaborados con pasta fresca, la que hace a diario el propio Carlo en este pequeño espacio. Lo que hacen lo bordan. Pasta artesana que sale al dente y vestida por gustosas salsas (donde hasta el pesto es casero) y materia prima comprada en pasillos cercanos. Tagliatelle, fusilli, rigatoni... y una versión especial que cambia periódicamente, según mercado. Entre la docena de platos que ofrece esta simpática pareja romana, sus spaghetti a la carbonara son ya un clásico.
Para arrancar la comida, mientras le das un trago a una cerveza italiana o a un blanco de Cerdeña (la bodega es humilde), proponen opciones contadas pero bien apetecibles. Un plato de porchett, unas costillas marinadas al horno, una ración scamorza fundido. ¿Y de postre? Nunca falta el tiramisú pero tampoco una bola de helado (elaborado por su amigo de Gelato Lab, otro destacado puesto de mercado).
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