Son los Javis del mercado. Llevan más de un centenar de platos creados en estos dos años y medio porque son gente curiosa, enemigos del aburrimiento. Eso sí, la ensaladilla, la presa o los callos permanecen inmutables en una admirable cocina que vive por y para la temporada y mima el producto. Su bodega es un feliz patio de recreo.
Te proponemos algunos de los puestos que nos han hecho felices, rincones por los que nos gusta pasar a menudo, donde las actitudes y las dinámicas son menos rígidas que en un restaurante al uso pero donde la comida, disfrazada de cotidianidad e informalidad, es igual de apetecible. En las plazas de abastos la restauración va ganando cada vez más terreno a los comerciantes de toda la vida. Entre todas las variantes preferimos, claro, aquellas que mantienen un equilibrio saludable entre viejos y nuevos inquilinos.
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