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Solo un día. Solo por una noche. Como ver una estrella fugaz. Como bebértela. Durante las poco más de dos horas por las que se extiende este menú degustación se irán sirviendo varios sakes de la cuarta destilería más antigua de Japón. Y la casa, en una cita irrepetible en la restauración madrileña, trae algunas de sus referencias más especiales. A saber: Kuromatsu, una obra maestra de la bodega; Mizuho, envejecido durante años; y Zuishou, conocido como "ola de felicidad".
Luis Caballero recibe en Playing Solo (Manuela Malasaña, 33), su restaurante -y espectacular barra de mármol-, las mejores etiquetas de Kenbishi, toda una leyenda en Japón. Un sello que suma más de cinco siglos de historia y que no se ha guardado nada para esta visita a la capital porque presentarán dos botellas inéditas que nunca han salido de Japón. La destilería nipona, a pesar de su importante volumen de producción, se mantiene fiel a los procesos tradicionales. Y en esa pureza en lo estilístico y ese respeto por el tiempo y la atención que merecen los trabajos artesanos donde coinciden ambas casas.
La singular cena, que se celebrará el próximo 11 de diciembre (regalo de navidad por adelantado para todo gran aficionado al sake o curioso empedernido de todo lo japonés), tiene un aforo muy muy limitado y un precio contenido para hablar de lo que estamos hablando. 120 euros maridaje incluido. En los platos cocina creativa que parte de la filosofía kaiseki, que siempre respira la temporada (estamos con el menú de invierno ya) y que, por el diseño del local, exprime la relación entre el chef y el comensal. Una conversación que arrancará con una ostra yuni, que pasará por una pieza de ciervo con amanita caesarea, sopa Windsor y Chantilly y que se cerrará con un warabi mochi de té matcha, entre otros pases de este degustación.
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