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Museo Thyssen
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'Picasso, lo sagrado y lo profano': todos los secretos del pintor que descubriréis en el Thyssen

La exposición ‘Picasso, lo sagrado y lo profano’ permite conocer cómo el artista se acercaba al mundo clásico y a la temática religiosa a través de su obra, presente en el Museo Thyssen-Bornemisza

Time Out en colaboración con Museo Thyssen-Bornemisza
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Lo divino y lo humano, lo sagrado y lo profano, la vida y la muerte, el mundo clásico y la tradición judeocristiana. Para Pablo Picasso, los límites no tenían ningún sentido en el arte, porque las expresiones artísticas tenían una dimensión sagrada por sí mismas.

El malagueño consiguió aunar en su obra elementos y problemas del arte anterior, mientras reflexionaba sobre la esencia última de la pintura. La exposición 'Picasso, lo sagrado y lo profano', que podéis visitar en el Museo Thyssen-Bornemisza, os invita a formar parte de esa reflexión hasta el 14 de enero.

En la muestra disfrutaréis de un total de 40 obras, 22 de ellas de Picasso, junto a pinturas de El Greco, Rubens, Zurbarán, Van der Hamen, Delacroix, una escultura de Pedro de Mena y algunos grabados de Goya. Todas vertebradas en tres tramas temáticas que recorren tres décadas de producción del malagueño, quien se consideraba a sí mismo como una suerte de chamán, poseedor de un poder sobrenatural con capacidad de metamorfosear el mundo visible.

Pablo Picasso Cabeza de hombre, París, finales de 1913.
Museo Thyssen-Bornemisza

En 'Picasso, lo sagrado y lo profano', el Thyssen os muestra al artista en el papel de intercesor entre pueblos y civilizaciones, entre el arte y el espectador, un paseo por la reinterpretación del pintor por la tradición y la contemporaneidad en temas tan universales como la vida, la muerte, el sexo, la violencia y el dolor.

Si no queréis perderos ni un solo detalle sobre la exposición de Pablo Picasso en el Museo Thyssen-Bornemisza, seguid leyendo para aprovechar vuestra visita al máximo.

Iconofagia

Picasso recopiló compulsivamente obras de museos y reproducciones fotográficas, pero siempre añadiéndoles su peculiar lectura. Influido por sus visitas a las instituciones pictóricas francesas, los grandes maestros del Siglo de Oro español, la escultura ibérica o los objetos rituales de otras culturas, comenzó a dar rienda suelta a su arte.

En Iconofagia, la exposición repasa toda esa combinación de fuentes de inspiración tan diversas y cómo el artista pudo conjugar tradición y modernidad y metamorfosear cualquier idea para adaptarla a su propio estilo, reinterpretando todo lo que le inspiraba.

Para Picasso, profundizar en el arte de otras culturas, en los objetos sagrados del "arte primitivo", le llevó a simplificar o geometrizar sus creaciones y a descubrir lo que tenían de mágico, cambiando su forma de pensar respecto al arte, lo ritual y lo sagrado.

Podréis admirar algunas de las obras que influyeron al artista, como 'La comida frugal' (1904) del Greco, y comparar su 'Cristo abrazando la cruz' (h. 1587-1596) con 'Hombre con clarinete' (1911-1912) del malagueño.

Las naturalezas muertas de Zurbarán, en bodegones como 'Vasos y frutas' (1908), 'Naturaleza muerta con jarra y manzanas' (1919) y su forma de retratar a las mujeres se aprecian en obras de Picasso como 'Mujer en un sillón' (1927), con Olga Khokhlova de cuerpo entero metamorfoseada a través de la geometría cubista y la deformación surrealista. 

Sin olvidar otras influencias en su obra como el surrealismo de Caravaggio y la síntesis y la austeridad en el color de Vélazquez, como en 'Cabeza de hombre' (1913). 

Laberinto personal

Pablo Picasso Arlequín con espejo, París, otoño de 1923.
Museo Thyssen-Bornemisza

La obra de Picasso va de la mano de su vida personal, actuando casi como una crónica de sus experiencias, obsesiones, conflictos morales o frustraciones. En 'Laberinto personal', podréis ser testigos del diario pictórico del artista y sus obsesiones personales mediante la reelaboración de los mitos y epopeyas clásicas.

En la década de 1920, os llevará a sus primeros años de matrimonio con la bailarina Olga Khokhlova y al nuevo lenguaje de pinturas clásicas de Miguel Ángel y Rafael, sin quitarle un ápice de protagonismo al cubismo del malagueño, como en 'Arlequín con espejo' (1923).

A partir del nacimiento en 1921 de su hijo Paulo, veréis cómo se multiplican en su obra las escenas familiares. Para Picasso, los ideales maternales de la cultura occidental reposaban en la figura de la Virgen María, tan representada junto al Niño en las primeras mujeres trabajadoras criando a sus hijos del período azul, hasta las figuras femeninas representadas como grandes Madonnas de sus últimos años de su obra.

Llegaréis al final de la década de 1920 y toda la de 1930, una etapa de profundos cambios artísticos y personales. A Picasso deja de interesarle la vida burguesa con Olga, y tiene una aventura con Marie-Thérèse Walter, su musa. Para escapar a este período complicado, el artista recurre a la mitología, al mundo ancestral en el que merodean sátiros y minotauros, con un nuevo estilo que combina la metamorfosis surrealista y la elegante línea clásica de los vasos grecorromanos.

El Arlequín de los años 20 se transforma en el atormentado y pasional Minotauro, convertido en su nuevo alter ego: un ser mitológico con doble naturaleza de hombre y toro, atrapado en el laberinto, que combina humanidad y bestialidad, ternura y violencia sexual. Fruto de esta época son las estampas de la Suite Vollard 'Minotauro acariciando a una mujer dormida' (del 18 de junio de 1933),y 'Fauno descubriendo a una mujer' (del 12 de junio de 1936). 

Ritos sagrados y profanos

Pablo Picasso Corrida de toros, Boisgeloup, 22 de julio de 1934.
Museo Thyssen-Bornemisza.

Ritos sagrados y profanos se adentra en el acercamiento de Picasso a los ritos paganos, a la herencia de lo sacramental a través de diferentes alegorías y cosmologías cristianas. 

Los relatos de seres sobrenaturales con los que los humanos han intentado explicar la vida y los misterios del universo se vuelcan en la creación de Picasso, casi siempre vinculados a la idea de sacrificio y solapados con un obsesivo interés por las amenazas que rodean a los rituales cristianos y paganos. 

El malagueño era consciente de la carga simbólica de la imaginería religiosa española. Así, aparecen de forma temprana en su obra 'La Crucifixión', con el martirio de Cristo y su sacrificio como parte central de su ritual y uno de los temas fundamentales en la historia del arte religioso, como la enigmática 'Crucifixión' (1930) del Musée Picasso de París.

Para expresar el horror ancestral y la tragedia humana, Picasso confronta lo sagrado de las crucifixiones de la tradición católica con lo profano del ritual de las corridas de toros, como en 'En Corrida de toros' (1934): ambas giran en torno a una víctima inocente para ilustrar la capacidad de causar la muerte que tiene el ser humano.

En esta parte de la muestra del Thyssen, comprobaréis la influencia de Goya en la historiografía picassiana a la hora de representar la catástrofe de la Guerra Civil española, con dos aguafuertes de la serie: 'Estragos de la guerra' y 'Duro es el paso!' (h. 1810-1814). O en el 'Guernica', con la comparativa entre la mujer portando a su hijo muerto y las figuras evangélicas de la Dolorosa o de la Virgen con Cristo, cercanas al sufrimiento de una Pietá.

La exposición termina con un dibujo preparatorio para 'El hombre del cordero' (1943), una escultura de grandes dimensiones con la que Picasso simboliza el terror de vivir en una Europa dominada por los totalitarismos y la idea de un hombre de una enorme dimensión humana en medio de las ruinas.

'Picasso, lo sagrado y lo profano' es una oportunidad única para conocer de primera mano la maestría del pintor malagueño para expresar la dualidad -el bien y el mal, lo sagrado y lo profano- en su obra junto a sus influencias, en el Museo Thyssen-Bornemisza hasta el 14 de enero.

Además, hasta el 29 de diciembre los más peques también podrán conocer a Picasso en 'Los regalos de Picasso': un espectáculo de marionetas y música en directo, destinado a familias con niñas/os a partir de 6 años. 

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