El local está inspirado en una izakaya japonesa (taberna), que refleja la forma de vida local, el ambiente nocturno y urbano de zonas densamente pobladas y caóticas en algunos casos, suburbios donde no hay horarios ni dejan de suceder
cosas. Las propuestas se suceden en el centro de la
mesa, para compartir, como el dumpling “al revés”, pasando por un arroz frito de pato servido en una cajita de “take away” y terminando con un sukiyaki, hot pot japonés que se cocina en la mesa con un infiernillo y el camarero termina de servir al
cliente, haciéndole partícipe del show.
El punto fuerte de la mayoría de los restaurantes de Alonso Martínez es su decoración, además de la calidad de la comida. Los locales son tan acogedores y tienen un aire provenzal y vintage que invitan a quedarse durante horas, tomando algo con los amigos en una larga sobremesa. Para el postre te recomendamos que te pases por la estrella del barrio, en lo que a gastronomía se refiere: Mamá Framboise.