Cine y teatro son primos hermanos que muchas veces parecen llevar la misma sangre, pero que no tienen nada que ver el uno con el otro. El mal del cambio de formato lo padece 'Bajo la sombra de Peter', adaptación de un cortometraje del mismo Andreu Castro: hay algo en la estructura dramática, en el argumento y en el planteamiento escénico que huele a cine. Al descubrir su origen, investigando para escribir sobre ello, de repente todo ha caído en su lugar.
Las referencias espaciales, por ejemplo, no están cuadradas: el espacio nos comunica exteriores o espacio abierto mientras que el texto habla de un interior. Las referencias acústicas también se desdibujan: hay un monstruo atronador fuera del espacio que resulta difícil de dimensionar simplemente con su enunciación evocadora. La poesía que aporta la danza no tiene potencia por su ubicación dentro del tiempo y el espacio del espectáculo. Partiendo de ahí, resulta complicado entrar emocionalmente en la historia: una dramaturgia aparentemente diseñada para conmovernos se queda en la superficie. Una lástima.
Sobre todo, porque los intérpretes pueden defender eso y más. María Casal, que trabaje más, por favor: cómo impresiona en escena. Es una actriz de raza y aquí está articulando un arco complicado: parece que ciertas texturas se las está componiendo sola. No se le quedan a la zaga Pablo Quijano y Chus Pereiro, que defienden a muerte sus personajes.
Va a mejorar, seguro, porque es una obra que necesita calor y tiempo, y sus actores parecen estar dispuestos a dárselos.
Autores: Andreu Castro y Mónica Montañes. Director: Andreu Castro. Intérpretes: María Casal, Pablo Quijano y Chus Pereiro.