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Casting Lear

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  • Teatro de la Abadía, Chamberí
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  • Crítica de Time Out
Casting Lear
Teatro de La AbadíaCasting Lear
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Time Out dice

4 de 5 estrellas

Cada noche un actor se enfrenta, sin saber nada sobre el montaje, a la interpretación de uno de los grandes personajes del teatro, el rey Lear, de Shakespeare

Se va acercando el final de esta temporada 23/24 y si, llegado el momento de las listas de lo mejor del año, alguien me preguntara mi opinión, lo tengo clarísimo: dos obras, concebidas y dirigidas por dos mujeres, dos enormes talentos de nuestro teatro, que se enfrentan al tema del padre. Una fue Lucía Carballal con 'La fortaleza'. Otra es Andrea Jiménez con 'Casting Lear', una aproximación a un tema universal a través de un clásico de Shakespeare (también Carballal partía de un clásico, de Calderón en su caso, lo que demuestra hasta qué punto estas dos mujeres jóvenes han entendido mucho mejor que tantos otros señoros no solo el propio punto de partida, sino cómo tomar el pretexto y la inspiración de la tradición para hacer cosas rabiosamente contemporáneas). 

Andrea Jiménez aprovecha para elevar una reflexión escénica potentísima sobre el perdón

Por si alguien no está familiarizado/a con la obra inspiradora, 'Rey Lear' va de un rey que tiene tres hijas y que, llegada su vejez, quiere repartir el reino entre ellas, para lo que les pregunta hasta qué punto le quieren. La primera dice que mucho, la segunda que mucho muchísimo y la tercera, Cordelia, le dice que le quiere lo justo, lo normal, y que no tiene nada más que decirle. Y ese nada vuelve loco al padre que, en su delirio de grandeza, destierra a su hija pequeña. Luego será él mismo desterrado por sus otras dos hijas, que se hacen con todo el poder, y el hombre se convierte en una especie de viejo loco vagabundo que se acaba reencontrando con Cordelia, en una escena que Andrea Jiménez aprovecha para elevar una reflexión escénica potentísima sobre el perdón, sobre el perdón de una hija a un padre que le ha jodido la vida. Y ese momento, lleno de emoción y rabia, esconde también una reflexión sobre cómo debemos mirar ciertas escenas del teatro clásico hoy en día y sobre el sentido del teatro en nuestro mundo. 

La particularidad de este montaje, el gancho, la vuelta de tuerca, es que en cada función el actor que da vida a Lear es distinto, con lo que el tópico teatral que dice que cada representación de una obra es siempre diferente, aquí es radical. Andrea adopta un rol caleidoscópico: es directora en vivo, es actriz, es Cordelia, es una mujer cualquiera con un dolor profundo que se abre en canal. Y le acompaña Juan Paños también en escena en el doble papel de apuntador y fiel escudero del rey Lear.

Los actores terminan por exponerse en toda su vulnera

El dispositivo está ideado, trabajado, medido, pulido y funciona como un reloj, al servicio de un actor que, partiendo de la solvencia –pues son actores veteranos con mucha experiencia acumulada, son pequeños reyes del teatro español–, termina por exponerse en toda su vulnerabilidad, desnudo –quizás literalmente– ante un público que, convertido en una Cordelia comunitaria, madura, adulta, poniéndose ella por delante por una vez, retomando un protagonismo perdido, ensaya la posibilidad de un perdón conmovedor que atraviesa a los espectadores, dejando una huella inolvidable.

Creación: Andrea Jiménez. Dirección Andrea Jiménez y Úrsula Martínez. Intérpretes: Andrea Jiménez y un actor distinto cada noche.

Escrito por
Carlo Ferri

Detalles

Dirección
Teatro de la Abadía
Fernández de los Ríos, 42
Madrid
28015
Transporte
Quevedo (M:L2), Canal (M:L2, L7) e Islas Filipinas (M:L7) | Autobús: líneas 2, 16, 37, 61 y 202 | Vehículo propio

Fechas y horas

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