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Lulú

El mejor teatro en 2018

La segunda parte de la temporada teatral se presenta en Madrid cargada de interesantes y variadas propuestas para todos los paladares

Escrito por
Álvaro Vicente
y
Pilar G. Almansa
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La capital teatral del estado español sube la apuesta. La oferta escénica de los próximos meses compendia grandes títulos del repertorio universal junto a estrenos de nuevas voces de nuestra dramaturgia, comedias que hasta un niño mellado puede masticar al lado de sesudas aproximaciones a las profundidades del ser humano, grandes nombres de nuestras tablas junto a talentos que apenas están brotando pero que darán mucho que hablar, palabras que saltan de la novela al presente de un escenario e imágenes robadas al cine para conformar nuevos relatos desde las tablas. Si sois teatreros acérrimos, no preparéis solo las agendas, preparad el ánimo y el bolsillo, porque lo que viene promete ser memorable.

Trilogía del infinito

Textos y dirección: Angélica Liddell.

Igual hay quien no alcance a entender la dimensión de esta afirmación, pero la vuelta de Angélica Liddell es lo más importante que le va a pasar al teatro español en esta temporada. Ningún país, ninguna cultura, debería permitirse el lujo de dejar escapar a sus creadores, por muy incómodos que resulten. Angélica Liddell se negó a trabajar en España y en Europa la recibieron con los brazos abiertos. La nueva etapa de los Teatros del Canal ha posibilitado su vuelta y por partida triple, con la llamada ‘Trilogía del infinito’. Tres de sus últimas creaciones explotarán en nuestras cabezas como estarán explotando las flores en nuestros ojos a finales de mayo. La primera. ‘Esta breve tragedia de la carne’ inspirada en Emily Dickinson. La segunda, ‘¿Qué haré yo con esta espada?’, articulada a partir de dos hechos violentos sucedidos en París: el crimen caníbal cometido por el escritor Issei Sagawa contra una estudiante holandesa y la masacre del Bataclan. La tercera, ‘Génesis 6, 6-7’, que dibuja un mundo agotado de soportar su miseria, cuya salida están, al menos para Liddell, en lo sagrado vertical. Las entradas, como si de un concierto de U2 se tratara, están agotadas casi desde el día que se pusieron a la venta en julio de 2017. Algo querrá decir.

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