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Los días felices

  • Teatro
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Los días felices
Buxman Producciones
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Time Out dice

4 de 5 estrellas

Qué hermosa y llena de amor es esta puesta en escena del clásico de Beckett... Una respira cariño en cada una de las sutiles e inteligentes decisiones de dirección, en el 'tour de force' de la Orazi, en ese espacio poético de Elisa Sanz, que combina escombro y hundimiento...

Pero el mayor logro de estos 'días felices' es que dejan de ser un clásico para convertirse en un texto actual. Lo que en el canon del teatro del absurdo es una tragedia metafísica sobre el paso del tiempo, en el año 2020 y gracias a Fernanda Orazi, Francesco Carril y Pablo Messiez, se convierte en una aterradora visión del comportamiento pasivo-agresivo de un maltratador psicológico. Porque a través de Winnie, de su fortaleza sin par, de su necesidad patológica de encontrar la felicidad en un cepillo de dientes, se infieren años de silencio de Willie, dejadez, indiferencia y utilización de su compañera de vida para tener un mundo propio. Y quizá soy la única a la que le habló esta parte del texto de Beckett, pero el mero hecho de que hablara, teniendo en cuenta lo atronadora que es la reverencia, ya hacen de este montaje algo grande. 

Fernanda Orazi está incontestable en esta apuesta. De palabra prácticamente musical, con tempo preciso, volumen ajustado y brillante composición física (que la hay, y mucha). Francesco Carril se embarca en un papel pequeño, pero donde cada pequeño gesto significan más que mil palabras. El diseño de iluminación y audiovisual apuesta por los cambios casi imperceptibles, mientras que el sonido es un todo o nada muy audaz. 

Para los que conocen la obra, es un imperdible: para los que no la conocen, es obligatorio.

Escrito por
Pilar G. Almansa

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