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Rabia

  • Teatro
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  • Crítica de Time Out
Rabia (Teatro de la Abadía).
Rabia (Teatro de la Abadía).
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Time Out dice

3 de 5 estrellas

El reputado director argentino Claudio Tolcachir llevaba 16 años sin subir a un escenario como actor en Madrid

La rabia es "el semblante de los oprimidos, el fruto de la no conformidad", como cantaban los Reincidentes hace años. La rabia parece necesitar furia y grito, pero en esta obra se dice textualmente que "se mata no con la furia, sino con el recuerdo de la furia", y en silencio. Venganza silenciosa de los de abajo que aquí se fragua desde un escondite situado arriba. Arriba y abajo son dos conceptos fundamentales en las relaciones de clase y en el escenario que acoge la narración oral desplegada con maestría por Claudio Tolcachir a partir de la novela de Sergio Bizzio. Cónclave argentino sobre las tablas de La Abadía, gentes de aquel país hermano del Cono Sur americano donde las distancias entre ricos y pobres son abismos. 

Todo es símbolo en un montaje pulcro y sencillo, con escenario gris donde manda un solo elemento, la escalera, por la que sube y baja el oficiante del rito, no un actor sino un contador que se camufla en el gris y se acompaña de algunas luces que se mueven como se mueve la luz a través de las rendijas de un habitáculo cerrado a medida que avanza el día hacia la noche, la primavera hacia el invierno, con sonidos lejanos que componen, sumados a las palabras, el entorno de una mente compleja y suspendida en un no tiempo. Porque José María, el protagonista de esta historia, será un simple obrero de la construcción, pero su proceder, como el de cualquier vida, no puede resumirse en dos trazos. Y bien que nos viene su huida hacia delante porque genera el suspense y la tensión necesarios para mantenernos hora y pico pendientes de si le pillan o no le pillan. Está escondido en el altillo olvidado de una mansión de gente bien, donde trabaja como empleada del hogar su novia, Rosa, otra que calla pese a los abusos sobre su cuerpo. Triste devenir. 

José María se cobrará las afrentas contra los de su clase sin esperar un desenlace tan tierno como cruel

El relato es crudo si lo apartamos de la emotividad y el humor que le han puesto en su desembocadura teatral. José María ha matado a su capataz, harto de ser maltratado. Sin que Rosa lo sepa, se esconde en la casona donde ella trabaja. Pasan días, semanas, meses, años. Él es ya un fantasma, amigado con una rata, su única compañera, ser despreciable en la mente de cualquiera. José María se cobrará las afrentas contra los de su clase sin esperar un desenlace tan tierno como cruel. Vaya destino infalible. Claudio Tolcachir y Lautaro Perotti, almas de ese rincón bonaerense llamado Timbre 4, se entregan aquí al umbral de lo inevitable, su propia pasión por un teatro esencial, tanto que se parece a un círculo en torno a una hoguera donde escuchamos en silencio el amor y la muerte, motores de la vida. 

Más obras de la cartelera de teatro. 

Escrito por
Carlo Ferri

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