Autores: José Dault, Garbiñe Insausti, Iñaki Rikarte, Edu Cárcamo y Rolando San Martín. Director: Iñaki Rikarte. Intérpretes: José Dault, Garbiñe Insausti y Edu Cárcamo.
La excelencia lleva máscara completa, y se llama Kulunka Teatro. Por cierto, son españoles. José Dault, Garbiñe Insausti y Eduardo Cárcamo son brillantes en ejecución, elegantes en su narrativa y estremecedoramente humanos en los detalles con los que articulan 'Solitudes', su segunda fábula sobre la vejez. La primera, 'André y Dorine', tuvo que girar durante años por los cinco continentes antes de que un teatro de Madrid les hiciera un hueco. Algo está cambiando, y para bien: regresan al Fernán Gómez a pocos meses de haber agotado las entradas en su primera temporada en el mismo espacio.
Y es que, más allá de su dominio de la técnica de la máscara, o de la asombrosa profundidad psicológica de sus personajes mudos, lo inolvidable de ambos espectáculos de Kulunka es la capacidad de estos creadores para conectar con el imaginario colectivo, resignificando detalles cotidianos y desvelando su trascendencia. Porque cualquiera que haya jugado a la brisca o al cinquillo con su abuelo hará una relectura de su infancia, de su relación con su familia, sentirá su propia mortalidad como un mazazo de realidad, y todo eso trufado de carcajadas, de sonrisas y de complicidades con espectadores de todas las edades.
La escenografía sería vintage si no fuera porque me recuerda a mi pueblo. El sonido es otro juguete cómico, aunque ahora ya no puedo matar moscas. Los actores son tan precisos que solo vemos la historia de un anciano y su baraja. 'Solitudes' es un artefacto escénico impecable, que solo se revela en su complejidad una vez te ha sacudido el corazón. La ternura es, en los tiempos que corren, una osadía: gracias, Kulunka, por recordarnos de qué va esto de ser humano.