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El ‘shoproom’ del diseñador Guille García-Hoz vale la pena visitarlo. No solo para adquirir sus bonitas creaciones con formas animales sino para deleitarse de su espacio. No es grande, pero en él cada detalle importa y consigue que te quedes embelesado con cada una de sus obras. Resultan imprescindibles sus platos y sus cabezas de ciervo, cuyos cuernos pueden customizarse.