Las tiendas de objetos cotidianos más bonitas y vintage de Madrid

De estudio de interiorismo y tienda online, a convertirse en la tienda de decoración y objetos cotidianos de Madrid de la que todos hablan, apenas han pasado dos años. Es el tiempo que ha necesitado Ana Sánchez, su fundadora, para abrir el nuevo comercio vintage de San Lorenzo de El Escorial, convertido ya en uno de los más bonitos de la Comunidad (porque no, no está en el centro de Madrid).

La tienda taller -en realidad es una antigua cochera- de este extremeño afincado en Madrid es como un museo de las tradiciones convertidas en arte muy del siglo XXI (ni los neoyorquinos son capaces de resistirse a sus trofeos de caza ecológicos). Solo trabaja con materiales naturales, como el esparto con el que crea las cabezas de animales, y el mimbre de sus espejos. ¿Queréis una? Pues paciencia, porque tendréis que esperar algo más de un mes. 

¿Qué tienen que ver un vasco, un almeriense y un mallorquín? Aparentemente poco. Pero en esta tienda abierta en un esquinazo de Malasaña, a espaldas de la Gran vía, parecen haber encontrado la clave para hacer que sus utensilios más tradicionales y sus costumbres hogareñas casen a la perfección. 

¿A qué huele un hogar en el que uno se siente a gusto? A serenidad, a nostalgia, a infancia, a pueblo. A lo cotidiano. Como aquel jabón perfumado de lavanda que utilizábamos en casa de la abuela o aquellos vasos de cobre en los que bebíamos el agua fresca en verano. Recuerdos que de pronto vuelven a la memoria nada más cruzar el umbral de González & González.

Real Fábrica Española es una de tienda de productos y marcas de toda la vida que hasta ahora solo funcionaba a través de web. Acaba de abrir en el barrio de las Letras y ya nos ha cautivado. Y no solo porque sea un comercio de utensilios en desuso, o un colmado en el que hay sitio para esos productos que, ahora que se lleva lo vintage, nos vuelven tan locos. 

En un lugar de La Mancha... nació la idea de recuperar la esencia rural y los tejidos que adornan las puertas de las casas. Eduardo es quien las ha sacado del campo y su entorno natural, convirtiendo esas telas de rayas manchegas –tan almodovarianas ellas– en un elemento decorativo de lo más cosmopolita, primero como tienda online, y ahora con local a pie de calle (zona Rastro). 

Esta tienda de La Latina tiene algo de “evocación de esos objetos que nos han acompañado siempre y que hace mucho que no les prestamos atención”. Lo dice Pepa, la ideóloga de este comercio –y vecina del barrio de toda la vida– que parece salido de los años 40 madrileños. 

Tado es como un comercio recién salido de un pueblo al que todavía no han llegado las nuevas tecnologías. Es una de esas tiendas a las que da incluso vergüenza pasar, por aquello de que es pequeñita y parece que te van a obligar a comprar. Pero no, nada de eso, porque una vez dentro te das cuenta de que es una tienda a la que da gusto entrar.