6 escapadas cerca de Madrid que solo se pueden hacer en verano

Y si te decimos que a poco más de dos horas desde Madrid (en AVE o en coche) se encuentra uno de los mejores ejemplos de termalismo europeos, ¿te lo crees? Pues así. Se trata del lago termal más grande de Europa, una piscina natural gigantesca, de aguas tranquilas y aspecto cristalino, en medio de una finca de bosque frondoso de más de 70.000 metros cuadrados. Rodeado de un paisaje romántico y decimonónico, en este lugar brotan varios manantiales de agua mineromedicinal a una temperatura constante de 32º C, y apenas tiene dos metros de profundidad, "lo que le convierte en un lugar idóneo para practicar la natación o relajarse en cualquier época del año, además de aprovechar los efectos beneficiosos que el agua mineromedicinal produce en el cuerpo y la mente". 

Cuenca es una sorpresa. Tanto su casco histórico, al que viajarás atraído por sus casas colgadas, pero volverás enamorado de las fachadas de colores (las encontrarás en lo alto del casco viejo de la ciudad, junto a la catedral, y a espaldas de la hoz del río Huécar). Aunque si hay algo que sorprende más que su colorido, es su altura, sobre todo en las edificaciones que dan al barrio de San Martín (de hasta nueve plantas de alto) y que se las conoce como los rascacielos de Santa Catalina. Y esto no lo habías visto venir, ¿a que no? Pero como las temperaturas, en verano, son más altas que estos icónicos edificios, para darse un chapuzón lo mejor es ir hasta Las Chorreras, nombre por el que se conoce a las piscinas naturales (en realidad son cañones de paredes rocosas en los que se producen increíbles saltos de agua). Para verlas hay que ir hasta Enguídanos, ese municipio a una hora de Cuenca que se convierte en la excusa perfecta para dejarse caer por la provincia manchega en verano.

No hace falta viajar hasta el sur de Francia para disfrutar del espectáculo visual y aromático de la lavanda en flor. Brihuega, en Guadalaraja, se convierte cada verano en la Provenza española, justo en ese momento en el que sus campos se tiñen de morado y el intenso aroma de su flor lo invade todo. Además de las visitas (con o sin guía) por los campos de lavanda en flor, durante el mes de julio se celebra el Festival de la Lavanda, una cita mágica al atardecer que cuenta con conciertos al atardecer y food trucks.  

¿Cuándo se celebra el Festival de la lavanda?
Los días 12 y 13 de julio, en Brihuega.

El municipio segoviano de Pedraza ofrece una magnífica opción de escapada a tiro de piedra de Madrid. Es conocido por lo singular de su arquitectura medieval, plasmada magistralmente en monumentos como su Plaza Mayor porticada de estilo castellano, la Vieja Cárcel o la iglesia de San Juan. Pero hay mucho más. Pedraza alberga un amplio patrimonio, integrado en la Red de Ciudades y Villas Medievales y constituido, entre otros, por el Castillo Museo Zuloaga, una fortaleza del siglo XIII que acoge parte de la obra del pintor guipuzcoano. Y cada año se llena de velas para celebrar una de las noches más mágicas del verano, bajo la luna y con la banda sonora de un concierto de música clásica al atardecer. Es la Noche de las Velas (6 y 13 de julio). 

¿Cuándo se celebra La Noche de las Velas?
Los dos primeros sábados de julio, los días 6 y 13.

¿Es este el pueblo más bonito de Ávila? Posiblemente. Situado en el húmedo valle del Tiétar y a los pies de la Sierra de Gredos, son muchos los que saben del potencial que tiene esta zona cuando el calor aprieta en la ciudad: gargantas y piscinas naturales, como la de Chilla, son motivo de peregrinación entre los vecinos y algún que otro turista bien informado, huésped habitual de las hoteles rurales y las casas de campo que salpican los alrededores. Pero su casco histórico bien merece una visita: para comprobar si es verdad lo que dicen de él, basta con buscar la casa de las flores (pista: está en la plaza Mayor) y echar a caminar sin rumbo por sus callejuelas.  

¿Ir a La Mancha en verano? Claro, si al final del viaje nos espera un destino como Campo de Criptana, un pueblo de aspecto mediterráneo (fachadas de cal blanca y azul añíl) cuyo paisaje está dominado por los gigantes del ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha. Cuenta con diez molinos manchegos perfectamente conservados (aunque solo tres de ellos son originales del siglo XVI). Y aunque las temperaturas en verano puede que no sean las más adecuadas, sí es el mejor momento para descubrir sitios míticos como Las Musas, el restaurante con patio interior a cielo abierto convertido desde hace años en el 'place to be' de las noches de verano. Es uno de los epicentros de la famosísima fiesta yeyé que se organiza en la localidad cada 23 de agosto: música, vestuario y ambiente sesentero de lo más auténtico.