Plaza de Puerta Cerrada

Punto de paso obligado si te diriges hacia La Latina o la Calle Mayor (en ella confluyen la Cava Baja, las calles del Nuncio, de Segovia, de San Justo, de la Pasa, de Gómez de Mora, de Cuchilleros y de Latoneros), a veces vamos tan deprisa que no nos paramos a contemplar la Plaza de Puerta Cerrada como se merece. Porque es pequeña, irregular y porque siempre está llena de gente, es cierto, pero levantar la vista hasta sus murales (de la época del mandato de Enrique Tierno Galván) sólo nos llevará unos minutos y nos recordará que Madrid también es una ciudad alegre. Se llama así porque aquí se hallaba la Puerta Cerrada de la muralla cristiana de Madrid (cuyos lienzos aún se pueden ver en los números 4 y 6 de la plaza, en la estructura de los edificios actuales), durante la Edad Media y el Renacimiento. La muralla fue demolida en 1569 y hoy preside el lugar una cruz de piedra, construida en 1738 (sí, nos gustan más los murales).