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Caio Reisewitz. Altamira

  • Arte
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
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Time Out dice

3 de 5 estrellas

Altamira, el municipio brasileño, no la cueva cántabra. El tercer municipio más grande del mundo, en plena selva brasileña, más extenso que Portugal, Islandia, Irlanda, Grecia o Suiza, da título a la tercera individual de este artista de la imagen mecánica a la Joan Prats.
¿Cuál es la historia? Pues que en la orilla del río Xingu, que bombea vida en la región, se ha proyectado construir una gran central hidroeléctrica, la tercera más grande del mundo, que amenaza la existencia del bosque llamado Belo Monte y la supervivencia de varios pueblos indígenas.
Reisewitz, con apellido de militar centroeuropeo, se limita a fotografiar los espacios que desaparecerán con este embate del progreso. Inmensos rincones vírgenes, intactos, donde la naturaleza parece que es al margen de la existencia del ser humano. Pero Reisewitz se sitúa más allá del panfleto y de la postal. Se diría que se deja llevar por un entorno natural que lo aísla –a él y al espectador de sus imágenes– de cualquier otra posibilidad material o existencial.
Las imágenes, casi idénticas, se van repitiendo en la entrada de la galería y desembocan en una proyección de vídeo en 'loop': un rincón del río se confunde con el bosque. Diríamos que estamos ante los nenúfares de Monet en versión hipnoticoamazònica.
Pero más allá de Altamira, esta exposición despliega también imágenes de gran tamaño de saltos de agua y extensiones naturales brasileñas como Itacoatiara, Guanabara, Tucumán o Iguazú. O un fragmento casi desértico, ganado en la selva, en Goiânia. Y una serie de pequeños collages donde naturaleza y construcciones urbanas se superponen hasta crear atractivos monstruos... ¿Mapas de futuro? Quien sabe.

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