Francesc d’Assís Galí i Fabra (1880–1965) fue una figura clave del arte catalán del siglo XX, aunque optó por mantenerse en la sombra como maestro de artistas como Joan Miró o Llorens Artigas. Esta exposición pretende reivindicar su figura, a menudo eclipsada por su propia voluntad de discreción. El maestro invisible puede visitarse en el Museu Nacional d'Art de Catalunya del 21 de mayo al 14 de septiembre.
Galí desarrolló una obra que atraviesa movimientos como el modernismo, el noucentisme y las vanguardias, destacando como pintor, muralista, pedagogo y cartelista. A nivel institucional, renovó la enseñanza artística desde la Escuela de Arte Galí y la Escuela Superior de los Bellos Oficios, influido por valores clásicos, mediterráneos y populares.
Algunas de las obras destacadas que podrán verse son La primavera (1931), una pintura al óleo de estética mediterránea con una figura femenina que simboliza la fertilidad y el idealismo clásico; el Biombo de la Creación (1929), una pieza elaborada en laca japonesa con incrustaciones de nácar y oro, llena de simbolismo espiritual y refinamiento formal; y el cartel Exposición Internacional de Barcelona. El arte en España (1929), donde Galí sintetiza la tradición artística con una voluntad moderna y comunicativa.
Pero sin duda, su obra más emblemática es el gran mural de la cúpula del Palau Nacional, con 35 figuras alegóricas que representan las Bellas Artes, la Ciencia, la Religión y la Tierra, una proeza técnica y simbólica realizada a treinta metros de altura.
Otro momento clave fue su exilio en Londres durante la Guerra Civil, donde estableció una relación con la pintora surrealista Ithell Colquhoun, que marcó un giro espiritual e introspectivo en su obra.
Con esta exposición, el MNAC no solo recupera su memoria, sino que reinterpreta críticamente el legado simbólico e histórico de Galí y del propio museo, conectándolo con los procesos de construcción nacional e institucional de la Cataluña del siglo XX.