Tres generaciones de Eduardos Navarro han pasado por este bar de la calle Argullós. Si estuviera en Sant Antoni, por ejemplo, lo llenarían jóvenes barbudos y turistas, pero como está en la Prosperitat su fiel clientela está formada por trabajadores de la zona y vecinos, que también se han ido haciendo mayores con la familia. Neveras de madera, de las auténticas, bocadillos hechos al momento, tortillas gordas hechas con maestría y un trato cercano. ¡Un ejemplo de cuando la hostelería se lleva en la sangre y por vocación!
Bar Navarro
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