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Matcha en Barcelona. Segunda Parte.

Escrito por
Òscar Broc
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Hace unas semanas publiqué una columna donde hablaba de la moda incipiente del matcha en Barcelona y recomendaba lugares donde consumir este té tan querido en Japón. Desde entonces, muchos lectores me han enviado recomendaciones de lugares donde también hacen virguerías con dicho polvo. Como me quedé corto en la primera entrega de esta serie, hoy toca explorar cinco espacios más que veneran el matcha o lo utilizan para enriquecer su oferta. ¡Verde que te quiero verde!

La Donuteria (Parlament, 20)

Mejores que el sexo más salvaje que haya tenido nunca. Los donuts artesanales de este santuario son multiorgasmos a 3,5 euros: se deberían vender en los sex shops. Además, han tenido el acierto de incluir el matcha como ingrediente habitual. Consultad la lista de los donuts que preparan cada día en su Facebook –cada día hacen nuevos– y seguramente encontraréis uno. El domingo pasado me comí uno de coco, cacao y matcha tan vicioso que todavía estoy buscando los calzoncillos por Sant Antoni.

Caj Chai (Sant Domènec del Call, 12)

Vais fuertes. Queréis droga de la buena. 99% pura. Pues habéis dado con el lugar ideal, porque en el Caj Chai podreís pedir un matcha en formato purista, servido al cliente con ritual incluido e interesantes explicaciones de la camarera. Si no sois unos 'connaisseurs', y tampoco queréis gastar 8 euros en un té, pedid el matcha latte frío. Es uno de los mejores de la ciudad, ¡y además le podréis añadir bolas de helado de matcha! Ah, ¿dices que ansías la sobredosis? Las pastas y los mochis de matcha os darán la estocada.

Animal Coffee (Avenir, 44)

Matcha latte caliente. Uno de los mejores de Barcelona, ​​y seguramente el mejor de Sant Gervasi. En esta cafetería se toman muy en serio el desayuno. Tienen café de especialidad, una pastelería brutal –pedid el croissant de plátano y frambuesa– y, como he dicho, han perfeccionado su matcha latte hasta alcanzar la excelencia más absoluta. Tan bueno como el de Caravelle.

Otafuku (Princesa, 41)

Acaba de abrir en la calle Princesa y es lo más parecido que he visto en Barcelona a una tienda japonesa de comestibles y dulces. Galletas, caramelos, pastas y Kit Kat nipones (tienen de matcha y wasabi) se suman a un matcha con leche y hielo tan delicioso como abundante. Tienen todo tipo de matcha en polvo para que te lo hagas en casa y organizan degustaciones y ceremonias del té: consultad los horarios con la propietaria japonesa cuando vayáis.  

Gocce di Latte (Pla de Palau, 4)

Una de las heladerías más cool del Born no podía dejar escapar un sabor tan particular. Las colas no engañan: aquí se hace magia. Los helados naturales y artesanales de Gocce di Latte son extracremosos y se atreven con sabores y combinaciones arriesgadas (¡hay de boniato!). De todos modos, su helado de matcha es el más glorioso, querréis incluso comerlos en estos días de frío. Y si lo combináis con el helado de chocolate con sal y aceite, protegeos las rótulas, porque os caeréis de rodillas.

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