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¿Por qué hay gente que ocupa dos asientos en el metro?

Escrito por
Òscar Broc
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Se está extendiendo un virus peligroso en el metro. Un incivismo creciente que lo infecta todo. Por alguna razón, cada vez más gente cree que bajo tierra imperan unas leyes diferentes al mundo de los humanos, que bajo tierra puedes hacer cosas que nunca harías en la superficie.

En este sentido, el metro se ha convertido en un catalizador de imbéciles, un santuario que atrae a incontables simios no evolucionados, incapaces de procesar pautas de comportamiento esenciales para diferenciarse de los bichos salvajes y tener un viaje en paz.

Uno de los focos más intensos de la enfermedad se encuentra en los asientos. Ya hablé hace tiempo del manspreading en esta columna: una práctica masculina que consiste en abrirse de piernas y arrinconar al pobre diablo que hay sentado al lado.

Pues bien, soy usuario habitual del metro y he apreciado que el manspreading ha pasado a ser un mal menor. Ahora se impone ocupar dos asientos con toda la pachorra. Ya no se trata de molestar a la persona de al lado, se trata de no dejar que se siente nadie. La táctica de esta gentuza es muy sencilla, se sientan en la intersección que separa los asientos, ubicando una nalga en cada asiento y haciendo coincidir la franja separadora con la raya del culo. Y se quedan ahí. Desafiantes.

Cada vez hay más y cada vez lo hacen con más chulería. Y mucha gente tiene miedo de montar el numerito de ordenar a los incívicos que se muevan y hagan sitio. Da rabia que casi siempre se salgan con la suya. Yo mismo evitaba el conflicto, hasta que tuve suficiente. Ahora, cada vez que veo un simio ocupando dos asientos libres, me acerco, le pongo todo el pandero en la cara y me dejo caer como una bomba atómica.

La mayoría de las veces, el incívico se aparta a tiempo, pero otras veces tiene que ver cómo el culo de un desconocido choca contra su cara, como un meteorito impactando con la superficie terrestre y aniquilando todas las formas de vida.

El metro es la guerra. Cuando antes lo aceptamos antes acabaremos con la chusma. ¡Un culo, un asiento! ¿Estáis conmigo, marines?

 

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