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¡Viva la plaza David Bowie!

Escrito por
Pau Roca
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A veces, para variar, ganamos nosotros. La gente. Si la causa lo merece, basta con un poco de imaginación y la siempre saludable intención de saltarse las normas para conseguirlo. Resulta que el Raval ha decidido que David Bowie y Salvador Seguí compartan plaza. ¿Por qué no? Seguro que a muchos les parecerá aberrante que una plaza tenga dos nombres, pero por la parte que me toca, no puedo sentirme más orgulloso de vivir en un barrio tan bien parido como este.

Me explico. El otro día, antes de acceder al restaurante La Monroe de la Filmoteca para disfrutar de su económico y copioso menú, tuve que enviar la ubicación del local a mi novia. Nunca me había preocupado de saber el nombre de la plaza en la que está, de modo que busqué el rótulo pertinente y me encontré con una sorpresa casi lisérgica: un distintivo que parecía auténtico donde se leía... ¡Plaza de David Bowie!

Después de 5 segundos de absoluto desconcierto, volví a examinar el lugar y entonces sí, detecté la placa original con el nombre "oficial": Plaza de Salvador Seguí. Sabía perfectamente que el Ayuntamiento no había cambiado el nombre de la plaza, que aquello era iniciativa ciudadana en estado puro. ¿Y sabéis qué? Me sentí mucho más cómodo con la nueva nomenclatura. La encontré divertida, ingeniosa, valiente y de una sensibilidad exquisita. ¡El poder de la cultura pop impregnando el urbanismo de Barcelona!

El misterio tiene una explicación. Tras la muerte del rey del glam, el restaurante La Monroe organizó un vermut para recordar al Duque Blanco, un evento en el que se rebautizó la plaza que acoge el local con el nombre de David Bowie. Y la ceremonia se hizo con todos los honores, con una placa que parece de verdad y ahora se exhibe dañada por culpa de las lluvias del otro día. Justo en la entrada del restaurante, encontraréis el rótulo destartalado.

Me gusta que el barrio juegue y cambie los nombres de sus plazas. Con todo el respeto para Salvador Seguí y su legado, creo que Barcelona necesitaba expresar de alguna forma su pasión por Bowie y en el Raval ha encontrado la gente, el lugar y el momento adecuado para hacerlo. En Madrid han solicitado que en Malasaña se ponga el nombre de Bowie a una plaza, pero en el Raval nos hemos ahorrado intermediarios y hemos dejado que sea la gente quien decida. Y la nueva placa se ha quedado. Los vecinos están encantados. De hecho, ya hay un buen número de gente que se ha olvidado de Salvador Seguí y llama la plaza con el nombre del autor de "Starman".

Ahora que el Ayuntamiento se propone revisar los nombres de calles con referencias borbónicas, es el momento ideal para aprender del Raval e invocar el pop como fuente de inspiración para los nombres. Avenida Lou Reed. Pasaje de Lemmy... No me creo que la gente con dos dedos de frente prefiera referencias monárquicas que huelen a naftalina y seborrea.

Estoy soñado lo sé, pero al menos dejadme hacer una petición al Ayuntamiento y los propietarios de La Monroe: por favor, no arranquéis nunca el rótulo furtivo, dejad que siga guiando a los caminantes que lo descubren, dejad que sea la gente quien decida entre Salvador o Ziggy. Yo lo tengo claro: de ahora en adelante, cada vez que vaya con los amigos a la Filmoteca, siempre quedaré con ellos en la plaza de David Bowie. Mola demasiado.

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