Como todas las cosas grandes, comenzó como una cosa pequeña. Muy pequeña. Rebobinamos hasta el mes de septiembre del 2010. La diseñadora Alicia Roselló, inspirándose en movimientos contraculturales que surgían en los Estados Unidos, hizo una convocatoria a través del blog de Duduá, su tienda-taller de Gracia. Tal día a tal hora ella y una amiga estarían en la calle Enrique Granados forrando las patas de los bancos con calentadores tejidos a mano. Sería su manera de decir que pronto comenzaría el otoño. Todo el mundo estaba invitado a participar. Sólo había que llevar lana y agujas. Aquella primera tarde acudieron cinco personas. Y sí, consiguieron forrar bastantes patas.
A esta acción, le siguió otra. Y luego otra. Y otra. Tres años más tarde, la Guerrilla del Ganxet se ha convertido en un núcleo estable de ocho chicas, capitaneadas por Alicia. Tienen profesiones y gustos diferentes, pero los mueve la misma pasión: tejer, crear, sorprender... Sus acciones cada vez se parecen más a instalaciones artísticas. Intervienen espacio público y privado con imaginación y criterio. A través del blog de Duduá tiran sus convocatorias. Todo el mundo está invitado. Como el primer día que comenzaron a dar guerra. Y a ganar batalla tras batalla.