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Los Vivancos o la testosterona

Los Vivancos, súper estrellas mundiales, presentan su segundo show en el Tívoli

Escrito por
Time Out Barcelona Editors
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Nacieron para ser estrellas y lo han conseguido, como su padre. Pero de una forma diferente. Tarde o temprano se publicará la biografía de este hombre llamado Pedro Vivancos que bailó con Antonio y después aprendió kung fu en Japón; que fundó escuelas de danza, música y artes marciales en Sant Cugat y Rubí, al lado de las tiendas de macrobiótica y centros de terapias alternativas; que tuvo siete mujeres y 39 hijos (reconocidos) y que a mediados de los años 80 se le buscó por sectarismo mientras hacía negocios entre Canadá y México.

Pero, de momento, tenemos a sus hijos y el Extreme flamenco fusión. Bajo este epígrafe, los bailarines de nombres bíblicos Elías, Judah, Josua, Cristo, Israel, Aarón y Josué llevan a Barcelona 'Aeternum'. Es su segundo show desde que en 2007 decidieran formar una compañía y arrancaron un gira mundial que los convirtió en un fenómenos de masas. En el Institut del Teatre de Barcelona obtuvieron el título de bailarines profesionales pero, en realidad, sólo consolidaron la amplia formación artística inculcada por el progenitor: flamenco, música, acrobacias, artes marciales y lucha... su padre fue luchador profesional.

Toda esta amalgama de referentes se encuentra en unos espectáculos que acercan las danza y el flamenco al concierto de rock. En 'Aeternum', además, encontramos música original de Fernando Velázquez, autor de bandas sonoras galardonadas como 'El Orfanato'; y disponen de la colaboración de Daniele Finzi, creador afín al Cirque du Soleil, como asesor artístico. En esta línea desacomplejada, 'Aeternum' nos habla de la lucha entre el bien y el mal y de la eternidad. Resulta que estos artistas son ser de energía diabólica pero conciencia angelical: Elías toca el violonchelo casi suspendido en el aire, Judah combina breakdance con el purismo flamenco y Cristo se convierte en un ángel caído, pero baila hasta salvarse. Si os tientan las caras apasionadas y los músculos sudados, este flamenco os redimirá.

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