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Cuidar els peus del corredors

Cómo cuidar los pies de los corredores

Callos, ampollas, uñas... ¡tratad bien vuestros pies!

Escrito por
Carlota Martí
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Todo el mundo sale a correr. O lo ha hecho alguna vez. Decían que era una moda pero ya son muchos los que corren desde hace años y cada día se suman nuevos adeptos. ¡En Barcelona hay más runners que palomas! Engancha y, de entrada, parece económico y práctico: sólo necesitas unas zapatillas y tú marcas los horarios. ¿Habéis trabajado alguna vez con un entrenador? ¿O un fisioterapeuta? ¿Y con un podólogo? Empezar a correr por nuestra cuenta tiene algunos riesgos. Nosotros queremos que empecéis a preocuparos más por vuestros pies y, por eso, hemos hablado con Roberto Chaves, de la Clínica Podológica Tecnopeu, especialistas en podología deportiva.

© Alex Gallardo

El principal error

¿Empezamos por el principio? "El error principal del corredor amateur es empezar y, rápidamente, querer correr más kilómetros y, buscar hacerlo en menos tiempo y a más intensidad. También, comprarse unas zapatillas guiándose por el color sin tener en cuenta si le irán bien. Son los errores número 1", nos dice Chaves. Vamos, que lo de llevar corriendo un mes y apuntarnos ya a hacer una media maratón... no sería la mejor opción. Antes de ponernos metas personales y aumentar el ritmo, debemos tener un poco de paciencia: introducirnos poco a poco hasta que la musculatura esté lista y respetar los tiempos de descanso para recuperarnos bien. De hecho, Roberto nos cuenta que mientras en el ámbito de cardio en unas semanas ya podemos notar mucha mejora -rápidamente somos capaces de mantener un ritmo constante-, la musculatura no coge el tono ni la fuerza necesaria tan fácilmente. "La musculatura es lo que sustenta nuestro cuerpo. Si no está preparada, entrará en un estado de fatiga y el gesto deportivo será más lesivo, arriesgándonos a una lesión".

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Los pies, una pieza más

Primero repasemos lo que significa ser pronador o supinador. ¿Os suena? Es tener tendencia a hundir el pie hacia el interior o hacia el exterior. Nosotros, como no profesionales, cuando corremos, lo más normal es que al poner el pie en el suelo, entremos de talón -los 'pros' lo hacen de medio pie-. Si tenemos alguna alteración lateral o pronamos o supinamos mucho, nuestra musculatura se activa o se tensa para evitar el gesto y, así, hay algunas estructuras de nuestro cuerpo que trabajan más de la cuenta. El running es un deporte de impacto y de repetición: si nuestra manera de caminar o correr está fuera del rango de normalidad de movimiento... estamos en riesgo. "El pie es una pieza más del engranaje del cuerpo. Por el impacto o por una pisada más de supinador o de pronador... no nos lesionaremos sólo el pie. Puede generar que carguemos la rodilla, las caderas, que empecemos a trabajar de manera asimétrica... Un problema de apoyo del pie en el suelo puede acabar provocando un dolor lumbar, dorsal, de caderas...", nos dice Roberto.

© Alex Gallardo

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¿Qué hacemos?

Si correr se ha convertido en una rutina y salís dos o tres veces por semana, combinad sesiones largas y cortas... merece la pena prevenir y pasar por el podólogo notéis o no molestias. "El 90% de los pacientes que tratamos vienen ya lesionados". En una consulta podológica especializada en deporte, os harán una exploración biomecánica, analizando vuestra marcha, captando vuestra huella plantar... y, si lo necesitáis, os propondrán tratamientos que incluirán la elaboración de unas plantillas personalizadas, programas de estiramientos y entrenamiento, consejos para elegir calzado o el análisis del gesto deportivo. "Si en el motor de un coche hay una pieza torcida, el coche funcionará pero llegará un día en que se romperá. El cuerpo funciona igual: lo exploramos para asegurarnos de que no funcione de manera forzada. No todo el mundo necesita plantillas, en algunos casos, cuando la alteración no es muy grande, un tipo de zapatilla en concreto ya es suficiente", explica Chaves.

Zapatillas

Dentro del mundo de las zapatillas deportivas podemos diferenciar tres grandes familias: las neutras -sin refuerzo lateral-; las pronadoras -reforzadas en la cara interna-; las supinadoras -reforzadas en la cara externa-. "Llevando un tipo de zapatilla o de plantilla podemos enseñar a nuestro pie a trabajar de una manera concreta y potenciamos grupos que antes estaban 'dormidos'. Necesitaremos unos años para ver estos cambios", añade Roberto.

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Calcetines

¿Dónde ponemos los pies? Dentro de las zapatillas pero los vestimos con calcetines, ¿verdad? Pues también debemos pensar de qué tipo nos los compramos antes de salir a correr porque si no lo hacemos, nos pueden aparecer más fácilmente llagas. "Los que recomendamos son los de fibra 100% natural, de algodón o de hilo e intentar no utilizar sintéticos. Los calcetines pueden provocar que nos sude más o menos el pie y que aparezcan llagas".

© Alex Gallardo

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Callos y ampollas

¿Dos 'amigos' más? ¡Las duricias y las ampollas! "Si salen callos, es un indicador de que el pie, mecánicamente, no está funcionando bien. La piel se refuerza porque tenemos un exceso de carga o de presión", dice Chaves. Si es la primera vez que os aparece un callo y es leve podéis intentar eliminarlo con piedra pómez. Pero si es reincidente y grande... pedid hora en el podólogo porque el callo puede dar paso a una sobrecarga o a una fractura de estrés por repetición. Por otra parte, las ampollas pueden ser fruto de un problema mecánico: haces muchos kilómetros, hay fricción en alguna zona y te salen. "Para evitarlo puedes ponerte vaselina". ¿Un consejo más? Hidrataos los pies todos los días antes de ir a dormir: sed perseverantes porque si no, no os servirá de nada.

Uñas

Que si uñas redondas, rectas, en diagonal... si Iker Jiménez intentara resolver el misterio de cómo nos tenemos que cortar las uñas... ¡no lo conseguiría! Alrededor de ellas hay muchas leyendas urbanas pero Roberto nos responde: "Las uñas se deben cortar siempre rectas en lo que respecta a la forma, nunca las debemos redondear hacia dentro. Si las redondeamos, la piel se montará encima y cuando la uña quiera salir no podrá hacerlo. Hay algunas uñas, sin embargo, que por muy rectas que las cortemos se curvan. en estos casos deberíamos ir a un podólogo". Misterio resuelto!

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