El escultor Frederic Marès coleccionaba todo lo que caía en sus manos, desde cepillos a vasos y gárgolas. En 1944 donó sus colecciones a la ciudad y dos años más tarde se inauguraba este museo situado en una parte del antiguo Palacio Real de los Condes de Barcelona, del que se conserva el patio.
A lo largo de su vida, Frederic Marès reunió una extensa colección de escultura hispánica, desde la época antigua hasta el siglo XIX, en la que predomina la talla policroma. Marès también donó una parte de su propia obra escultórica, que se exhibe en su estudio-biblioteca.
La colección está formada por decenas de miles de objetos -algunos bien curiosos, como abanicos, pipas, relojes, joyas y fotografías- que documentan unas formas de vida y costumbres del pasado, sobre todo del siglo XIX.